Capitulo de 38. Muchas gracias, Mel.

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Aiden.

Estábamos a solo unas horas de la media noche, me encontraba sentado en el sofá de mi casa y estaba esperando a que estuviera lista la cena. Solíamos ser solo mis tíos y yo pero este año estaría Melanie y Paula lo cual emocionaba aún más a mi tía.

Se encontraba en la cocina, dando los últimos toques a la cena siendo cuidadosa para no ensuciar su atuendo, que consistía de un blue jean algo rasgado, una blusa blanca con detalles plateados y tacones blancos también.

Paula estaba en el baño junto a Melanie maquillandose un poco, ambas estaban preciosas, Paula vestida con un vestido color esmeralda ajustado en la cintura y suelto en las piernas junto a unos tacones negros. Mientras que Melanie se había vestido con una falda rosada suelta, una camisa de botones blanca con una franja rosada a la altura de los senos por dentro de la falda y había decidido calzar unas sandalias en lugar de tacones.

Yo tenía muchas cosas en la mente, realmente no me sentía centrado y había estado así desde que Melanie me contó lo que le pasó antes en navidad. No podía dejar de pensar en que debía de ser duro para ella y, ahora, cada vez que la veía le daban ganas de protegerla y no dejar que nada la dañara.

Melanie era una persona que a simple visto podía parecer odiosa y nada agradable pero al conocerla te da cuenta de lo increible que es como persona, que su carácter fuerte se debía a lo difícil que se le hacía confiar en las personas y lo terca la hacía interesante, no siempre estaría de acuerdo contigo y nunca cedería ante algo que fuera en contra de lo que ella cree realmente.

Melanie trataba de llevar una vida normal, y parecía que lo lograba pero habiendo conocido su parte más frágil, me nació el deseo de protegerla.

Y eso no estaba mal pero la tenía en mi mente casi todo el tiempo y no podía lograr concentrarme. No podía hablarlo con nadie, si le llegara a mencionar algo a Emma solo la haría sentir insegura y no quiero eso ahora que nuestra relación está genial. Solo podía esperar que con un poco de tiempo mi mente encontrar orden y sentido.

-Hey.-Casi como si la hubiera llamado con la mente, Melanie me habló, sacándome de mis pensamientos.

-¿Qué pasó?-Pregunté amistoso.

-Dime tú, tenías cara de que algo te molestaba.-Comentó sonando algo preocupada.

-No es nada, Mel. No te preocupes.-Le aseguré.

-¿No querrás que te arrastre a la calle a comer hamburguesas y bailar en una discoteca como antes? ¿O si?-Dijo tratando de bromear y la verdad me sacó una sonrisa.

-Estoy bien, en serio. Aunque no sería un mal plan.-Dije riendo un poco.

-Deberiamos hacer eso de nuevo, aquí. A ver si las hamburguesas de acá son tan buenas como allá.

-Lo son, luego iremos y verás.

-Eso espero... Y por cierto, te ves bien, Aiden.-Me elogió.

-Lo sé, soy genial.-Bromeé y reí por su cara de disgusto.

-Casi me había olvidado de ese ego tuyo.-Dijo mientras volteaba los ojos.

-Solo estoy jugando,-Reí-, sabes que me gusta molestarte. Además, tu también te ves bien, estas hermosa.-Dije con bastante sinceridad.

-Gracias... Por decir lo obvio, soy lo máximo.-Bromeó ella también y me hizo reír.

-¿Y críticas mi ego?-Pregunté divertido.

-La diferencia entre nosotros dos es que yo si soy genial, tú crees que lo eres.-Al decir eso explotó en risas viendo mi cara de asombro por su comentario.

Amor Posiblemente Imposible.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora