Capítulo 22. Si lo estoy.

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Aiden

-No puedo irme tanto tiempo.

-No hay problemas con la escuela, terminaras allá y le podrás explicar a tu tía.

-¿Podré hablar con ellos antes de irme?

-No, podrás llamarla cuando lleguemos.

-Pero tengo que despedirme de ella, necesito hacerlo, también de Emma.

-¿Quien es Emma?-Preguntó Alexandra.

-Debe ser su novia.-Le respondió Marcus.

-Si, es mi novia.

-No puedes despedirte, hoy tenían planeado secuestrarte, no lo hicieron porque ibas con esa chica, luego su jefe les dijo que no importaba con quien estuvieras, que si hacía falta los agarraran a los dos.

-¿Como sabes esas cosas?

-Tenemos un informante, pero no tiene un punto de encuentro, a todos los llaman desde un numero privado y no hacen reuniones, nadie se conoce y nadie conoce a el jefe. Ahora mismo hay cosas que no vas a entender, pero Marcos me dijo que no te dijera nada, que el te explicaría.

-Iré con ustedes, pero no quiero quedarme años allá y si voy es para no poner en peligro a mi familia, no por otra cosa. Y quiero despedirme de ellos.

-Ya te dije que no, es arriesgado, además no hay tiempo, el vuelo sale mañana en la mañana.

No le respondí, podían pasar años para poder volver, ¡Años! En ese tiempo lo pasaré con gente que no conozco, persona que jamas he visto y con mi supuesto papá, no podré pasar mi cumpleaños con mi tía, en ese tiempo Emma puede encontrar a alguien más pero prefiero eso a ponerla en peligro.

Bajamos del auto y entramos a el edificio, pasamos rapido, sin denernos ni siquiera a darle las buenas noches a el portero, llamamos al ascensor, al hacerlo, un pitido suena en el teléfono de Alexandra, le ha llegado un mensaje, ella lo abre con calma, pero al leerlo abre mucho los ojos.

-¿Que pasó, Alexandra?-Le pregunto.

-Nada, nada.-Respondió casi que en susurro y evitando verme a la cara.

No le respondí, no quería molestarla... Aún no sé como voy a hacer para cambiar de ambiente tan pronto, tengo que dejar a mi pequeña familia la cual siempre me ha dado apoyo para ir a vivir con una parte que se supone que es mi familia, una parte que nunca ha estado para mi y eso me molesta, tener que convivir que gente que no estuvo cuando estaba chiquito, cuando me raspaba las rodillas al caerme de la bicicleta, o cuando se me cayó mi primer diente, puede parecer tonto pero si me importa y mucho. Ellos nunca me han dado nada y voy a tener que aceptarlos como que si me hubieran dado todo. Nunca los necesité y siempre tuve lo que pedía, pero creo que a los diez años un lapiz de parte de ellos hubiera sido mucho mejor que cualquier otro jueguete gigante y digo diez porque antes de los diez me hubiera gustado más el juguete que el lapiz y despues de los diez empecé a pensar que si algún día tuviera contacto con mi papá no me emocionaria, creo que llegue a odiarlo, incluso.

Llegó el ascensor y había una señora mayor, la dejamos salir, nos dio las buenas noches y se fue. Eran dieciocho pisos y nosotros ibamos a el piso dieciocho, la espera pareció eterna.

Justo cuando se abrieron las puertas e ibamos a salir del ascensor el teléfono de Alexandra comenzó a sonar de nuevo, era una llamada. Ella atendió pero se luego se lo dio a su papá el cual salió rapido del ascensor, tal vez era para que no escucharamos la conversación.

-Oye, Aiden...-Me llamó Alexandra.

-Dime.

-¿Tienes alguna pregunta?

Amor Posiblemente Imposible.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora