Capítulo 33. Siempre habrán problemas.

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Aiden.

Desperté y mi cabeza no dejaba de doler, tampoco tenía hambre o ganas de levantarme, solo quería quedarme acostado y volver a cerrar los ojos para quedarme dormido de nuevo. 

Sin embargo, cuando estuve a punto de quedarme dormido, alguien tocó la puerta de la habitación. No quería levantarme, así que opté por no contestar y así pensaran que sigo dormido pero al no responder, tocaron de nuevo y aún más fuerte.

Me senté en la cama, me puse una camiseta y me levanté a abrir la puerta. Al abrir me encontré con la cara seria de Marcus y yo lo miré dudoso, que él viniera personalmente a tocar mi puerta era extraño.

-Luces enfermo.-Fue lo primero que dijo al verme.

-Buenos días para ti también.-Respondí con sarcasmo.

-Son la una de la tarde.-Mencionó y lo único que pude hacer fue quedarme impresionado, no esperaba dormir tanto.

-Termina de levantarte,-Volvió a hablar al ver que no iba a responder-, desayuna, almuerza o no sé que harás pero hazlo antes de las cuatro de la tarde, necesito que me acompañes a un lugar y negarte no es una opción.-Al terminar de hablar solo se dio la vuelta y se fue. 

La verdad preferiría no ir con él, pero no podía negarme, aunque los planes de ir al cine con Melanie y Paula no me llaman la atención con este tremendo dolor de cabeza. Por cierto... Melanie no me levantó hoy para que desayunara, que raro, la señora Maureen siempre le pide que lo haga.

Entré al baño y cepillé mis diente, luego de esto me vestí y bajé a la cocina, no se encontraban ni la señora Maureen ni Melanie pero había una nota que decía:

"Mi madre y yo salimos al centro, te dejó el desayunó en el microondas por más que le insistí en que dejara que fueras autosuficiente, flojo" 

No pude evitar reír ante lo que escribió Melanie, siempre encontraba la manera de hacerme reír aunque me estuviera insultando.

Comí solo un poco y lo que dejé lo guardé, realmente no tengo apetito y el dolor de cabeza aún sigue ahí. Me dí una ducha bastante larga y luego me acosté a dormir un rato.

Dormí hasta las tres de la tarde ya que Marcos me envió un mensaje diciendo que tenía cinco minutos para bajar e ir al estacionamiento, con mucho tropiezo busqué una chaqueta e hice lo que me pidió. 

Fue bastante tediosa la manera en la que la luz del sol me cegaba, era incómodo y aún más con el dolor de cabeza que aún no se había ido. Al ver a Marcos dentro de la camioneta con una cara bastante relajada, no llevaba la misma cara de molesto que siempre tiene las pocas veces que lo veo en la casa.

Monté en el asiento del copiloto y cuando abroche mi cinturón de seguridad arrancó el motor y salimos de la residencia rápidamente, puso la radio y parecía que iba escuchar noticias aburridas pero en lugar de eso, me pidió que sacara un disco de la guantera, hice lo que me dijo y puse a reproducir el disco. Me impresionó escuchar que eran las mismas canciones que escuchaba mi tía.

Luego de solo quince minutos rodando estacionó la camioneta frente a una clínica, eso me pareció bastante raro.

-Entra y sube al piso ocho, habitacion V11.-Marcos dijo eso dandome a entender que el no entraría.

-¿Quién estará ahí?

-Lo averiguras si haces lo que digo.

-¿Por qué no entras también?-Cuestione.

-Odio las clinicas.

-Yo igual.

-La diferencia es que tú no tienes opción.

Amor Posiblemente Imposible.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora