Conociéndonos más

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-Mew ¿me estás escuchando?, dijo Zee mientras me tiraba una almohada.

-Lo siento, estaba un poco perdido en mis pensamientos, dije devolviéndole la almohada - ¿Qué decías?

-Que prometí hacer una fiesta, si los de ciencias del deporte le ganaban a mi facultad, dijo sonriendo -Y pensé que podías prestarnos tu casa.

- ¿Estás loco Zee?, dije mirándolo con seriedad -Ni siquiera son nuestros conocidos, los de ciencias del deporte.

-Saint estará ahí, dijo juntando sus manos en suplica -Vamos Mew, no seas así, ese día le pediré que sea mi novio.

- ¿Estás seguro de dar ese paso?, dije asombrado, después de la última relación fallida de mi amigo, no había querido pasar más de una noche con la misma persona.

-Me encantan las sensaciones, que me hace sentir, dijo bajando su mirada -Es tan inocente, tierno y malditamente sensual.

-Ok detente ahí, dije bromeando -Prestaré mi casa, sólo si después me ayudas a limpiar el desastre que quedara.

-Lo prometo, dijo el saltando en posición de victoria - ¿Por cierto, que te tiene tan sumido en tus pensamientos últimamente?

-Soy tan idiota Zee, dije tomando mi cara entre mis manos -No sé, cómo no le pedí el número al chico que ayudé el otro día.

- ¿Estás preocupado por su salud?, dijo mi amigo enarcando una ceja.

-En parte, dije sonriendo -Sólo he pensado, que me encantaría conocerlo un poco más.

-Te gustó ese niño, dijo con seriedad -Te ayudaré a buscarlo.

- ¿Enserio?, dije sonriendo en agradecimiento.

-Claro, dijo sentándose a mi lado -Hace mucho que no te veía tan ansioso, ¿por cierto iras al partido mañana?

-No creo, tengo práctica con la banda, dije girándome y preparándome para dormir -Quizás llegué al segundo tiempo.

Sin esperar respuesta, me quedé dormido, pensando en unos profundos ojos negros y unos tentadores labios, pero sobre todo en la corriente eléctrica que había recorrido mi espina dorsal, cuando mis manos tocaron sus estrechas caderas.



Me dirigía al campo de futbol, debido a que Lhong había amanecido enfermo, así que habíamos suspendido el ensayo, con una sonrisa me acerqué a Zee, que con su mano me saludaba

- ¿No estás en la barra equivocada?, dije viendo que estábamos sentados con los de ciencias del deporte.

-Estoy con Saint, dijo apuntando al joven, que me dio una tierna sonrisa -El es mi mejor amigo Mew.

-Mucho gusto, dije correspondiendo la sonrisa - ¿Cómo crees que le ira a tu facultad?

-Ganaremos sin dudas, dijo Saint mirando al campo de juego -El número 7 es mi amigo y es muy bueno.

Con curiosidad mire al número 7 y un placer me inundó, cuando descubrí que era el moreno que en los últimos días, no me dejaba conciliar el sueño, estábamos tan cerca del campo de futbol, que pude ver con deseo el cuerpo del futbolista, piel morena como el chocolate, piernas infartantemente largas y musculosas, lo cual me llevó a imaginarlas enrolladas en mi cintura, para aguantar el ritmo de mis penetraciones, caderas angostas que podría marcar con la presión de mis dedos.

-Mierda no, dijo la afligida voz de Saint, sacándome de mi nube de placer y perdición, con asombro vi, como el moreno se acercaba a escasos centímetros de un chico más bajo de manera desafiante.

El amor todo lo curaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora