Una cruel y enojada esposa

4.6K 397 85
                                    


Habían pasado cinco meses desde que Lina había quedado embarazada, y sin lugar a dudas era yo quien sentía todos y cada uno de los síntomas del embarazo, recién hace dos semanas las nauseas y vómitos me habían abandonado, dejándome con varios kilos menos y unas ojeras constantes, que ya eran parte de mi outfit diario.

Había investigado mucho sobre el tema y mi problema tenía nombre, se llamaba Síndrome de Couvade, se supone que se daba en aquellos padres muy cercanos a sus parejas, o aquellos que anhelaban demasiado tener un hijo, lo cual era bastante raro, porque según yo, no clasificaba en ninguna de esas opciones.

Me puse a cocinar unos hot cakes, aprovechando que mi estomago llevaba días firme, me dediqué a recuperar el tiempo perdido, con una sonrisa saqué el pote gigante de Nutella del refrigerador, mientras daba vuelta la masa en el sartén, metí una cuchara en el oscuro dulce y lo llevé a mi boca.

-Mmmmm esto es fantástico, dije cerrando los ojos y disfrutando de la explosión de sabor, que mis papilas gustativas estaban sintiendo, con satisfacción dejé la cuchara limpia y volví a meterla en el pote, repitiendo la acción varias veces, finalmente cuando terminé de hacer los hot cakes, el pote estaba vacío.

Las manos de mi marido en mi vientre, me hicieron saltar, ya que no lo sentí llegar a mi lado en ningún momento -Gulf Jongcheveevat, ¿te comiste todo esto?, dijo tomando el pote vacío.

Sin contestar besé sus labios, cuando su lengua tocó la mía, sonreí, la mezcla de sabor de la crema de chocolate y avellana, sumado al sabor de mi marido era sublime.

-No hace falta que me contestes, dijo riendo -Tu boca sabe a Nutella.

-Está listo el desayuno, dije separándome y colocando varias tortitas en un plato, como no quedaba Nutella, le apliqué salsa de chocolate y plátano en trozos, con una sonrisa puse el plato delante de Mew, acompañado de una gran taza de café.

-Se ve sabroso, dijo saboreándose.

- ¿Yo o las tortas?, dije con coquetería, justo cuando me iba a sentar sobre sus piernas, mi teléfono sonó, desviando mi atención, con rapidez cogí la llamada al ver que era Lina.

-Hola ¿estas bien?, dije bebiendo un poco de jugo.

-Si, es sólo que como es sábado, quería saber si podía pasar un rato con ustedes, dijo en un tono suavecito -Estoy aburrida.

-Claro que sí, dije sonriendo, me encantaba estar con Lina, ya que podía saber cómo estaba mi pequeño, tocarlo y hablarle, además que estar en contacto, me permitía controlar, que se alimentara bien.

- ¿Podría venir Mew por mí?, dijo con duda -No quiero tomar un taxi.

-No te preocupes, iré por ti, dije viendo como mi marido aún estaba en pijama, generalmente el fin de semana, vagaba por la casa, así que no quería molestarlo, más aún cuando estaba con tanto trabajo últimamente, debido a que la banda que estaba bajo su cargo era todo un éxito -Te recogeré en una hora.

- ¿Quién era?, dijo Mew con una ceja enarcada.

-Lina, dije viendo como había comido gran parte del desayuno.

- ¿Qué quería?, dijo con seriedad, últimamente había notado esa actitud, cada vez que hablábamos de la muchacha, con suavidad llegué a su lado y quitándole el servicio de las manos, me senté en sus piernas.

- ¿Por qué estás molesto?, dije besando su cuello -Ella sólo quería pasar un rato por aquí.

-Es nuestro día de descanso, dijo haciendo un puchero -Se supone que regalonearíamos todo el día, haríamos el amor en cualquier parte y en la tarde cenaríamos con nuestros amigos y familia.

El amor todo lo curaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora