Despidiendo la soltería

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Estaba terminando unos informes sentado en el sillón, mi postura había sido la misma, por tanto tiempo, que dolían mis músculos, con lentitud quité la laptop de mis piernas y doblé el cuello, con placer vi como Gulf estaba de espaldas en la alfombra, acariciando a un dormido Chopper, que descansaba placenteramente en su vientre.

Desde que había vuelto de Japón, las cosas habían mejorado increíblemente, me alegraba que el pequeño perrito, fuera sólo fuente de felicidad para nosotros.

Aún recordaba las semanas estresantes que tuvimos, por que mi moreno no toleraba a Chopper, pero desde que lo había visto en Francia, tan desmejorado y perdido, me había enamorado de él, además conocer su triste pasado había desencadenado mi veta protectora y no tenía corazón para alejarlo de mí.

Si lo pensaba, la primera pelea fuerte que tuvimos con Gulf, la cual nos hizo estar distantes por días y dormir cada uno en su lado de la cama, fue por el pequeño de cuatro patas, ya que mi novio no quería cuidarlo mientras yo me iba a Japón a trabajar, eso desencadenó una gran frustración e impotencia en mí, por no haber logrado que ambos se llevaran bien, y terminé siendo rudo y levantando la voz a mi pareja, cosa que obviamente no le hizo gracia.

Esa semana en Japón fue larga y muy tensa, prácticamente no había escuchado la voz de mi pequeño, sólo mandaba mensajes para saber como estaba y nada más, no obstante esos días me sirvieron para reflexionar y me di cuenta que Gulf había puesto mucho esfuerzo para convivir con mi pequeño hijo, sin embargo las cosas no funcionaron, mientras iba en el avión, pensaba en como buscaría un hogar para Chopper, seguramente eso rompería mi corazón, pero al menos me encargaría de buscarle un buen lugar, el podría encontrar unos buenos dueños, más yo nunca a otro Gulf.

Antes de llegar a casa suspiré, estos serían los últimos momentos que viviría con Chopper y me llenaba de angustia, con cuidado entré, no quería que los ladridos despertaran a Gulf, el cual de seguro dormía debido a la hora.

Fue muy raro abrir la puerta y no sentir a la pequeña bola de pelos refregándose en mis pies para que lo cargara, con susto busqué por todos lados y no lo encontraba, cuando ya no tenía donde más mirar, fui a mi cuarto, para encontrar una imagen tan tierna, que nunca saldría de mi mente.

Gulf estaba acostado de estomago sobre la cama, sus largas piernas desnudas, eran una tentadora invitación, vestía solo unos bóxers y una de mis camisas, la cual le quedaba bastante grande, haciéndolo ver muy sexy, pero lo que le daba el aire de ternura, era al pequeño Chopper durmiendo tranquilamente y a lo largo en su espalda baja.

¿En que momento había pasado esto?, un leve escalofrío en el cuerpo del moreno, me hizo acercar, la noche estaba helada y él dormía casi sin ropa, cuando traté de quitar a mi pequeño perro, este me gruñó y se apegó más al cuerpo de Gulf, ahora no era el único macho que babeaba por el menor, con suavidad cargué a Chopper y besé su cabecita, apenas me vio se puso contento y comenzó a lamer mis manos y cara, haciéndome inmensamente feliz.

Con cuidado lo dejé en mis piernas y procedí a mover a Gulf para taparlo, obviamente mis brazos sobre su cintura, lo asustaron, su cuerpo se puso rígido y con fuerza trató de alejarse de mí, sus hermosos ojos negros se habían abierto de par en par, pero claramente aún no enfocaba su vista en mi rostro, por ello le hablé con ternura, para que supiera que era yo, quien lo estaba tocando, de inmediato el susto abandonó su rostro y terminó de despertar.

Después de conversar unos minutos, nos quedamos profundamente dormidos los tres, abrazados y muy felices, desde ese día Chopper me había cambiado por Gulf, ahora cada vez que el moreno estaba en casa, me abandonaba para estar pegado a él, jugando con sus manos o lamiendo su piel, estos dos eran puro amor.

El amor todo lo curaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora