Conociéndote al fin.

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Estaba sentado esperando a que el médico me dijera que andaba mal con Lina, sentía el cuerpo helado y débil, tuve que entrelazar mis dedos para que estos dejaran de temblar, no entendía porque mi cuerpo me traicionaba de esta forma, justo cuando tenía que estar fuerte y en pie, me encontraba con la sensación de que en cualquier momento me desmayaría.

Una mano sobre mi pierna me hizo suspirar, Mew lograba hacer que todo se viera mejor, tenerlo a mi lado era lo que necesitaba para sentirme tranquilo, con detenimiento observé esos dedos largos y masculinos, en conjunto de las venas marcadas, que hacían de sus manos un atractivo tan tentador.

Cuando salió el médico, sentí ganas de llorar, obviamente debían hacer una cesárea de emergencia, pero a mi bebé aún le faltaba un mes para estar completamente desarrollado, no sé como llegué al asiento donde estaba, sólo sé que cuando unos brazos me tocaron, un dolor fuerte atravesó mi costado izquierdo, era como si algo hubiera perforado mi piel y rasgado mi interior, en cámara lenta vi como mi amigo Saint me tocaba y sus manos se llenaban de sangre, con incredulidad me miré el costado y vi que había un trozo de vidrio, profundamente ensartado en la piel, ¿en que momento me había lastimado?.

Un preocupado Mew, me llevó hasta una camilla para que me atendieran, el doctor anuncio que quizás debían operarme y yo sentía las voces cada vez más lejanas, de pronto recordé que uno de nosotros tenía que recibir a nuestro hijo, así que tomando aire le pedí a mi marido que lo hiciera, en un principio se negó, lo cual esperaba, conociendo al mayor, estaría a mi lado como mi sombra, hasta que estuviera completamente recuperado.

Después de insistir y prometerle que estaría bien, lo vi salir de la sala, el frío se estaba haciendo insoportable y el dolor ya se había ramificado hasta mi espalda, lo último que recuerdo, es que el doctor pedía sangre para hacerme una transfusión, luego de eso, sólo oscuridad.

Un ligero peso en mi pecho y aroma dulce me inundó, de pronto empecé a sentir mis extremidades y el ruido a mi alrededor, con cuidado moví mis dedos y los sentí adormecidos, con lentitud comencé a abrir los ojos, la luz por un momento fue molesta y cegadora, por ende, traté de girarme para esquivarla, lo cual no pude hacer por dos razones, la primera fue la punzada de dolor que me atravesó cuando me moví y la segunda fue porque un pequeño bebé, estaba usándome como cama.

Con asombro me dediqué a mirar al pequeño ser, que con su manita tenía apretada mi ropa, sus ojos estaban cerrados y había una pequeña sonrisa en su rostro, su piel era rosada, haciéndolo ver adorable, tenia un conjunto amarillo y un pequeño gorrito del mismo color, con cuidado levanté mis brazos y lo apegué más a mí, cuando acerqué mi nariz a su piel, me di cuenta que el aroma dulzón provenía de él.

-Despertaste amor, dijo la voz de Mew a mi lado, sin embargo, el pequeño me tenía hipnotizado, así que en ningún momento dejé de mirarlo.

- ¿Es nuestro bebé?, dije tocando la mejilla del pequeño.

-Así es amor, dijo Mew sentándose a nuestro lado con una hermosa sonrisa -Es un niño, hermoso y muy sano.

- ¿Esta todo bien con él? ¿no debería estar en una incubadora?, dije recordando lo que había dicho el médico.

-Esta en perfecto estado amor, le dieron algo para que sus pulmones se desarrollaran por completo, dijo el besando mi frente -Quise que estuviera contigo, aunque aún no despertaras.

Con cuidado me corrí unos centímetros para que Mew se recostara, cuando lo hizo me acomodé en su pecho, fue reconfortante sentir sus brazos rodeándonos, sin lugar a dudas me sentía protegido y seguro a su lado.

El amor todo lo curaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora