Crisis y solución

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Unas suaves caricias en mi miembro me hicieron suspirar, se sentía bien la atención que mi cuerpo estaba recibiendo, con suavidad metí mis dedos en el cabello de quien me estaba practicando sexo oral, un leve espasmo me hizo entreabrir los labios y gemir, este sueño estaba siendo muy placentero, más por que ayer, me había quedado dormido, caliente y frustrado.

De pronto una calidez apretando mi miembro y el peso de alguien en mis caderas me hizo abrir los ojos, estaba desorientado, por ello me costó darme cuenta que no era un sueño, Gulf había metido mi miembro en su interior, y con suavidad se movía sobre él, marcando un ritmo que lo llenaba de placer, tenía su cuello echado hacía atrás, sus ojos cerrados y sus dientes aprisionaban su labio inferior.

-Está usted abusando de su autoridad, señor Gulf Jongcheveevat, dije encantado de como sonaba mi apellido en su nombre, con suavidad apreté sus caderas -Es una esposa muy demandante.

-Mmmm, lo sé, dijo colocando sus manos en mi cuello -Soy mal genio, a veces mal hablado y caprichoso, pero te amo con locura Mew.

-Yo También bebé, dije sentándome y abrazando el cuerpo del menor, un movimiento circular de esas caderas, me hizo gemir con fuerza, era increíble que Gulf mejorara cada vez más en el sexo, siempre sabía como volverme loco, ya sea con una palabra, un movimiento nuevo o un beso demandante, todo en el me hacía perder la cabeza, inclusive sus enojos.

Con suavidad enlazó nuestros dedos y besó mi frente, aceleró sus embestidas y apretó sus músculos, asegurando que alcanzáramos, el clímax juntos, después de que regularizara su respiración, me miró con dulzura, en ningún momento se separó de mí, de hecho ni siquiera había salido de él, cuando comenzó a hablar.

-Quiero que nuestra relación con Lina, sea estrictamente profesional, dijo sacando unos cabellos húmedos de mi rostro -Sé que yo fui quien se acercó más a ella, pero me he dado cuenta que fue un error.

Acariciando su cintura asentí -Me parece bien amor, pero ahora debemos tener en cuenta que se vienen los meses más difíciles, ella necesitará más cuidado y atención.

-Lo sé, dijo acariciando mi pecho -Yo me encargaré de todo, sé que puede sonar egoísta, pero si pudieras evitar el contacto con ella, te lo agradecería.

-Por que no nos levantamos y conversamos esto con un rico desayuno, dije sonriendo.

-Quiero sentirte un poco más, dijo con tanta ternura, que me dieron ganas de abrazarlo y no soltarlo más - ¿Estás incomodo?

-Estoy en el cielo amor, dije acariciando su labio -Podría pasar eternamente dentro de ti y contigo encima de mi cuerpo.

-Me imagino que tu también quieres estar cerca de nuestro hijo, por ello podemos ver a Lina juntos, dijo arrugando el entrecejo -Pero no quiero que tengas contacto con ella, ósea no solos.

-Amor ¿recuerdas que nunca me ha gustado una mujer en mi vida?, dije juntando mis labios con los de mi pareja -De hecho, ya ni siquiera me interesan los hombres, sólo tengo ojos para ti, tú llenas mi vida al completo, no debes sentirte preocupado o nervioso, mucho menos celoso.

-Lo sé, dijo el con una sonrisa -Es sólo que no lo puedo evitar, échale la culpa a mi embarazo psicológico, de seguro eso me tiene con el animo raro.

- ¿Te parece si desayunamos fuera?, dije moviendo mis caderas, haciendo que Gulf gimiera en el acto, me sorprendió lo sensible y dispuesto que estaba para una segunda ronda.

El amor todo lo curaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora