Un cumpleaños inolvidable

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-Mamá deben llegar a las 17:00, dije hablando con mi suegra -Mew debería estar en casa a eso de las 18:00.

Cuando escuché que estaba de acuerdo, me despedí y colgué la llamada, hoy mi marido cumplía 28 años y le estaba preparando una fiesta sorpresa, con una sonrisa recordé el primer cumpleaños que pasamos juntos y como disfruté a tope los 100 preservativos que le regalé, los cuales vinieron acompañados de la primera vez que le entregué mi cuerpo, al final fue un regalo que ambos agradecimos.

De eso habían pasado 6 años, de los cuales llevábamos 4 como matrimonio y habían sido fabulosos, no alejado de discusiones o diferencias, pero siempre había primado el amor y el respeto, por sobre ellas.

-Esa bella sonrisa puede enamorar a cualquiera, dijo uno de mis pacientes, al entrar a la sala de rehabilitación -Deberías tener más cuidado, no es bueno andar robando corazones por ahí.

-Tampoco es bueno coquetear con hombres casados, dije sonriendo mientras lo ayudaba a sentarse en la colchoneta frente a mi - ¿Cómo te has sentido?

-Mucho mejor, las terapias están dando buenos resultados, dijo mientras sonreía - ¿Cuándo crees que puedo volver a jugar?

Después de masajear y tocar su musculo, vi como el desgarro había disminuido -Tienes una excelente regeneración muscular, dije levantando un poco más su short -Creo que, si todo sigue así de bien, podrás empezar con un entrenamiento suave y diferenciado, a fines de mes.

-Todo se lo debo a tus manos salvadoras, dijo quitando un cabello de mi cara - ¿Iras al próximo partido?

-Por supuesto, dije alejándome de el -Sabes que soy parte del staff de médicos de la selección.

- ¿Cuándo aceptaras, salir conmigo por un café?, dijo con una sonrisa, mientras colocaba compresas calientes en su lesión -Llevo meses insistiendo.

-Y yo la misma cantidad de tiempo, diciéndote que estoy felizmente casado y que amo a mi marido, dije suspirando con cansancio.

-El no tiene por que enterarse, dijo tomando mis manos y apretándolas -Dime que no te parece más excitante así, vernos a escondidas.

-Si sigues con esto, dejaré que otro médico termine con tu terapia, dije sacando la compresa y colocando otra, más cerca de su ingle - ¿Sabes que esto se puede considerar acoso?

-Hey Gulf, dijo este divertido, mientras me miraba con una ceja enarcada -No soy yo, quien tiene sus manos a escasos centímetros de tu miembro.

-Eres imposible Fiat, dije masajeando la zona -Ya no logro saber, cuando hablas en broma y cuando en serio.

-Me gusta molestarte Gulf, dijo golpeando mi frente -Es sólo eso.

-Me alegra, ser tan divertido para ti, dije terminando de colocar las cintas, que apretaban el muslo -Estas listo.

- ¿Tan rápido pasaron 45 minutos?, dijo haciendo un puchero - ¿No me estás estafando?

Moviendo la cabeza le mostré el reloj -Si dejaras de molestar y tratar de ponerme nervioso, no perderías la noción del tiempo.

-Me gustaba más, el Gulf que se ponía rojo hasta las orejas, cuando coqueteábamos, dijo poniéndose de pie -Era mucho más interesante que este actual, que me mira con una mirada seria e impenetrable.

-Nunca coqueteamos, dije lavando mis manos -Sólo eras tú, tratando de hacerlo.

-Bueno cielo, nos vemos en dos días más, dijo saliendo de la sala y dejándome con una sonrisa, Fiat era una molestia la mayor parte del tiempo, pero lo admiraba profundamente y verlo jugar era un verdadero placer, tenía mucho talento y yo me encargaría de que su futuro como seleccionado nacional, fuera prospero y libre de lesiones.

El amor todo lo curaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora