El Golpe

Capítulo 19

Y el tercero, esta vez va por Cris. Este fanfic existe gracias a ella, nunca voy a olvidar el momento en el que le escribí diciéndole que tenía una idea pero era muy loca y no sabía si escribirla... Ella confió en mí empujándome a hacerlo y estamos ya en el capítulo 19.

Ella siempre es la voz de mi conciencia, cuando creo que no puedo me susurra que sí, me da valor, me da energía.

Es una de las personas más importantes de mi vida, tan joven y a la vez tan increíblemente buena. De verdad que tuve que hacer algo maravilloso en otra vida para que en esta se me de un regalo tan increíble como tú. te quiero.

Sin más os dejo leer, recordad que los comentarios son súper importantes para mí.

XIX

Haciendo uso de toda su fuerza de voluntad, intentó mantenerse tranquila y serena, únicamente por no darle motivos a Irene para reírse de ella mientras la madrileña terminaba de ultimar sus preparativos para su noche de perroflautas, como ella la llamaba provocándole más de una sonrisa.

Tras dos días en los que se dedicó en exclusivo a enseñarle a conciencia Jerez y los alrededores, recuperando poco a poco aquellas rutinas que en Madrid conseguían hacerla feliz al compartir con la podemita su tiempo, sus pasiones y su ilusión, recibiendo por su parte el cien por cien sin medias tintas, porque así era Irene... Provocándole sin pretenderlo un nudo en el estómago difícil de deshacer... habiendo nombrado sus dudas en su mente todo pesaba más, dolía un poquito más fuerte y estrujaba su pecho como una garra de hierro.

No estaba preparada para dejarse llevar por ella y lo sabía, el concierto de esa noche sería su inflexión, su despedida y solo al pensarlo ya sangraba por dentro, dividida y cansada de luchar contra sus latidos ensordecidos por su razón.

Suspirando lentamente, volvió a mirarla porque no podía dejar de hacerlo, con ese halo que siempre la acompañaba, cargado de valentía... Precipitándola a sus recuerdos y al ahogo en su garganta pensando cuánto había llegado a quererla sin poder ya esconderlo, no tras romper el velo que cubría sus sentimientos... Solo la distancia y el tiempo volverían a colocar todo en su lugar.

Al sentirse observada, Irene cerró su mochila de excursionista, cargada hasta arriba, provocándole una mueca en el rostro y una pequeña sonrisa cuando sus miradas chocaron unos segundos, justo antes de que la madrileña se cargase todos esos bártulos a las espaldas, preparada para marcharse sin saber que se precipitaba a su propio fin.

–¿Vamos? –Preguntó suavemente, tendiéndole la mano sin que ella se negase a sostenerla. –Tenemos entradas preferentes pero qué es un concierto sin hacer cola.

–Un concierto cómodo. –Respondió ella, encogiéndose de hombros sutilmente y provocándole la risa. –No entiendo las ganas que tienes de ir a hacer el tonto, no somos adolescentes.

–Esta noche sí lo somos... –Le susurró, elevando sutilmente las cejas varias veces y sonriendo como una niña dispuesta a cometer mil fechorías. –Vamos Inés, hay que disfrutar de todo el proceso sin saltarnos un solo paso...

–¿Y todo lo que llevas en la mochila para qué es exactamente? –Preguntó, dejándose arrastrar por ella con pequeñas carcajadas escapando de sus labios. –Nos vamos una noche no una semana.

–Es una sorpresa así que deja de preguntar. –Respondió categóricamente, deteniéndose y mirándola directamente a los ojos. –Confía en mi Inés, te va a gustar.

Confiaba en ella, más que en nadie en el mundo y esa era una certeza de la que no podía escaparse por mucho que lo intentase. Regalándole una mueca suave, soltó su mano para dirigirse al salón, donde sus padres esperaban con el pequeño Jordi, para despedirse ya que llegarían muy tarde según sus cálculos.