Hola! Aquí está el primero de mis nuevos fics, una idea loca que debéis agradecerle a mi niña Cris que se hiciese realidad. TODO EL HATE A ELLA.
Por supuesto va dedicado a mi Cris porque es la culpable absoluta de este fic y a mi niña Candy porque la quiero y me hizo semejante maravilla de portada.
Sin más disfrutad y dejadme saber qué os parece en vuestros comentarios jeje.
I
Cerca de las nueve de la mañana, con un vaso de cartón en las manos donde llevaba una infusión calentita, de la que iba tomando pequeños sorbitos notando, lentamente, como su efecto calmante la recorría, abandonó su despacho donde había permanecido más de media hora repasando a conciencia los puntos que debía tratar en el hemiciclo en aquella sesión de control rutinaria cuando su grupo parlamentario interviniese.
Reducir a dos minutos de tiempo tantas propuestas resultaba, cuanto menos, desesperante pero no se daba por vencida, satisfecha con su trabajo y el de sus compañeros a pesar de únicamente formar parte de la oposición ya que su peso entre el resto de formaciones políticas era bastante escaso debido a sus únicos diez diputados.
Con una sonrisa suave adornando su rostro, desabrochó los botones de su chaqueta llevando la mano que tenía libre a su abultado vientre, donde su pequeño, ya bastante crecidito, parecía estar jugando un partido de futbol con sus patadas. Sola como estaba en el pasillo, lejos de oídos y ojos indiscretos, elevó sutilmente su camisa para que su caricia entrase en contacto son su piel, sintiendo automáticamente como el pequeño se relajaba al escuchar el sonido de su voz llamándolo a la calma, ensanchando su sonrisa y provocando que sus ojos brillasen cargados de un amor profundo, arraigado a su pecho que ardía con fuerza hacia ese ser diminuto que habitada dentro de ella y, en menos de un mes, llegaría al mundo para enamorarla en todos los sentidos.
En cuanto hubo tranquilizado un poquito a su hijo, volvió a abotonar la chaqueta, emprendiendo el camino al hemiciclo, suspirando suavemente mientras se acariciaba los riñones ya que el peso de su vientre le provocaba un dolor molesto en esa zona en concreto y llenando su mente de ideas que confluían desde las ganas inmensas que tenía de comer jamón ibérico, completamente prohibido por su embarazo y cómo echaba de menos calzar tacones ya que era de las más bajitas entre los diputados pero su dolor de espalda le impedía usar dicho calzado, optando por un zapato más cómodo y funcional.
Ojeando el reloj, se dio cuenta de que llegaba demasiado puntual a la sesión pactada, por lo que se apoyó contra uno de los muros sutilmente, bebiendo pequeños sorbos de su vaso y repasando una vez más su discurso, sus dos minutos estipulados para lanzar sus propuestas y esperar que estas salieran adelante, no siempre lo conseguía pero eso no la desanimaba, estaba segura de que pronto se recuperarían del bache que supuso el gran batacazo de las urnas y que sus votantes recuperarían la confianza en su formación viendo como defendía con aplomo sus ideales desde la tribuna.
Varios compañeros de diversas formaciones empezaron a llegar, compartiendo con ella cordiales saludos, interesándose por su estado ya que estaba cerca de llegar a término, aprovechando esos minutos de rigor en los que entraban al hemiciclo y se dirigían a sus escaños para comentar diversos temas de actualidad, no siempre políticos ya que en alguna ocasión también hablaban de fútbol, las novedades en el cine o las series que habían empezado, buscando siempre puntos en común para una cordial charla a pesar de que muchos de los diputados con los que compartía su camino pertenecían a formaciones de ideología muy contraria.
Dejándose caer suavemente en su asiento, suspiró ya que este era mucho más cómodo que su silla del despacho, sintiendo como el dolor de espalda disminuía un poco y le permitía sonreír abiertamente a sus compañeros de partido, como siempre muy interesados por ese pequeño bebé que venía en camino y que tan ilusionada tenía a su primeriza madre, deseando poder verlo cuanto antes y sujetarlo entre sus brazos.
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El Golpe
FanfictionNo era más que una sesión de control, algo rutinario y sin mucha complicación para Inés, acostumbrada a que su rutina no variase un ápice... Hasta que irrumpió el ejército en medio del hemiciclo desatando un auténtico infierno y provocando que solo...