N/A: Holaa!! Yo, aquí, OTRA VEZ! WIII!! xD Bueno, no tengo mucho que decir, solo que casi me largo a llorar al releer este capítulo. Si quieren saber un poquito más sobre el asma, les dejo un link en los comentarios, no es olbigatorio, pero es solo para que sepan un poquito más sobre esa enfermedad que la sufren un MONTÓN de personas alrededor de todo el mundo.
Y, el mejor comentario fueee de... AlekaMalfoyWilkinson: «AHHHH NUEVA LECTORA BITCHES!!! Me Comenze tu hhistoria ayer en el colegio y no pude parar, esta muy buena HESHE NICO ES TODO UN BOMBÓN DE CAZÓN... Okno pero bueh ustede saben que shi!!! MUERO POR SABER QUE PASARA EN EL PRÓXIMO CAP PERO SÓLO LO PODREMOS DESCUBRIR EN EL PRÓXIMO CAPÍTULO DE «ESTO ES GUERRA» AQUÍ EN WATTPAD NO SE LO PIERDAN. TODOS LOS VIERNES CUANDO LA ESCRITORA QUIERE... Jiji exagere un poquis. SIGUELAAAAA»
Una pregunta, ¿fui la única que leyó la la parte de «muero por saber...» con voz de locutor? xD Y, un aviso: ya no serán los viernes que suba un capítulo, sera en la semana. No se preocupen, seguiré subiendo.
Capítulo 35 – Un día que olvidar.
-Em… no importa –me apresuré a contestar. No sea que a alguno de mis tan tiernos amigos se les ocurriera algo que decir y arruinarle un poquito más la vida a Nico.
Me acerqué a Alex y le susurre:
-¿Nico sabe lo de su pierna o no?
-¡¿Tu me ves con cara de que yo sepa eso?! –grito Alex, demasiado fuerte para mi gusto, mientras movía los brazos al frente suyo.
Lo mire con cara de «te odio», y me acerque a Nico, que estaba mirando a su alrededor. Parecía perdido.
-¿Estás bien? –le pregunte, tocándole el hombro para que se girara hacia mí.
Pues, ¡claro! ¿Cómo no iba a estar perdido? Él se siente como si la noche anterior se hubiera tomado más de veinte copas.
-Eh… si –balbuceo, con una sonrisa inocente y rascándose la nuca.
-Bueno… ya vuelvo –señale un lugar cualquiera, y me dirigí hacia un kiosco que recién acababa de ver.
Sé que debería preguntarle a Nico si está al tanto sobre su operación, se que debería estar buscando a Aly, o que debería estar ayudando a calmar las hormonas alborotadas de Alex, pero… ¡Nico se rasco la nuca y sonrió! ¿Me entienden? ¡Hizo como hacen en las películas! Y… ¡Joder! ¿Por qué no llevaba una cámara encima? Así podría haberlo grabado y visto un millar de veces… ¡Mi móvil! Me detuve y busque en todos los bolsillos que encontré en la ropa que traía puesta, pero no encontré, solo… un condón, ¡¿Pero qué mierda hace en mi bolsillo?!
-¡¿Bianca?! –casi grita Elizabeth, se tapo la boca y sofoco un grito. Hay, ¡por favor! Como si nunca hubiera visto uno de estos.
Eli se dio la vuelta y comenzó a caminar lentamente con la cabeza gacha hacia el banco.
-Eli, te lo puedo explicar… -no termine la oración, porque, por más que quiera, no tenía ni idea de cómo explicar aquello.
Bueno, podría ser peor, podría ser un pañuelo lleno de mocos, o una foto de Alex, digo, es lo mismo, me consolé yo misma.
-Bianca… no pensé que llegarías tan bajo –escuche que decía Ignacio.
-Además, una cosa sería si esta nuevito, y otra, muy distinta, ¡es que este usado! –grito Alex.
En un intento de parar este malentendido, no se me ocurrió mejor cosa que decir:
-¿Y cómo no sé que esto lo utilizaron tu y Aly y lo metieron en mi short para molestar?
-¿Cómo puedo saber que no lo encontraste tirado por ahí, que pensante que era de Nico, y te lo guardaste? –respondió el avatar, con una sonrisa orgullosa y los brazos cruzados.
-Touche –susurré, bajando la cabeza.
-Y… ¿Cuándo nos vamos? –pregunto Nico. Todos nos giramos hacia él, y, muy inteligente, decidió caminar hacia donde estamos nosotros.
Hizo un paso, no paso nada, ya que apoyo la pierna «buena» -por decirlo de alguna manera-, pero al siguiente, mm… mierda. Nadie dijo nada cuando Nico aterrizo con su cara en el suelo, es más, Alex comenzó a soltar carcajadas demasiado fuertes.
-¿Pero qué…? –escuche que murmuraba Nico, mientas se sentaba y mira a su alrededor en busca del culpable de aquella caída.
Yo me quede congelada, allí, parada, pensando en algo que podría salvar la situación, pero ya era muy tarde, Nico ya se había dado cuenta que ya no tenía una pierna, que en lugar de piel, carne, músculos, huesos y demás cositas asquerosas -que los profesores me había enseñado hace unos años pero yo me olvide porque, sinceramente, odio todo lo que tenga que ver con el cuerpo humano-, había metal… una pesada pierna ortopédica, que reemplaza una pierna verdadera, pero… no es más que un simple sueño: lo tienes, está ahí, pero cuando intentas recordar que era lo que soñaste, lo olvidas, tan solo te quedas con unos pequeños pedacitos inútiles que te sirven, solo y exclusivamente, para soñar con lo que hubiera pasado. Y, esos pedacitos inútiles son su anterior pierna, que solo le sirve a Nico para soñar con lo que podía hacer con ella.
En total silencio, nos acercamos a Nico, lo ayudamos a que se levantara del suelo y que caminara hasta la parada de ómnibus, esperamos a que llegara el colectivo y nos subimos. Nico traía puesto un jean, pero le había cortado el lugar justo donde está su «pierna fantasma», por lo que toda la gente podía ver lo que él había perdido. Y era algo molesto, y eso que yo no soy al que le falta una pierna.
Nos sentamos en los últimos asientos, y luego de unos minutos en un silencio incómodo y miradas rápidas, Eli me devolvió mi teléfono.
-Lo siento, se te había caído hace un rato, lo junto y me olvide de devolvértelo –murmuró, con voz neutra. No estaba feliz, ni triste, tan solo… estaba aquí porque aquí estaba.
-Gracias –conteste.
Agarre mi celular, lo desbloquee y me fije si tenía algo. Si, un mensaje, de un número que no lo tenía guardado. Lo abrí:
«Hola. Soy el Doctor Geraldi, encardo de la operación de Nicolás Straef. ¿Usted es Bianca? Le pedí a mi paciente de que me diera el número de algún familiar, y me dio el suyo. Quería decirle que él fue enviado a la sala de Terapia Intensiva porque su cerebro había recibido golpes demasiado fuertes, lo que, luego de unos días, proporciono que entrara en un estado de coma, también tenía un ataque de asma severo. El señor Straef no contestó a mis preguntas acerca de si había sufrido ataques de asma anteriormente. Tiene unos cuantos rasguños en: los brazos –parte del antebrazo y manos-, espalda –donde se sitúan los omóplatos- y otros en el lugar de las costillas. Nada demasiado grave. Hasta el nuevo aviso.»
Apenas pude retener una risa amarga. ¿Qué ironía, no? Dice «nada demasiado grave», pero... ¡ESTABA EN TERAPIA INTENSIVA! ¡¿QUE MIERDA LE PARECE «nada demasiado grave»?! Si hubiera sido algo no tan grave no hubiera estado en esa sala tan... ¡Horrible! Hubiera estado en una sala común, con unos cuantos vendajes, los ojos abiertos y sonriendo, ¡no todo lo que paso!
Sin querer, unas cuantas lágrimas había caído en la pantalla de mi teléfono. Recordaba muy bien los episodios de asma de Nico, cuando era pequeño. Eran horribles. Los tubo hasta los catorce años, más o menos. Recuerdo perfectamente los ojos llorosos y desesperados de Nico cuando no le llegaba suficiente aire a los pulmones. Recuerdo… que hubo un tiempo en el que sus ojos mostraban impotencia, impotencia contra esa enfermedad que ponía en peligro su vida cada vez que hacía presencia. Recuerdo… el día en el los padres de Nico llamaron a urgencia, recuerdo el día en el que… mi amigo casi muere. Ese día quedo marcado en mí memoria a fuego, pero en la de Nico no fue más que un simple borrón, ya que, a veces, tu subconsciente te hace olvidar tus peores momentos.
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¡Esto es guerra!
Humor¿Qué pasa cuando alguien abre su bocata? Pues pasa ¡Mierda! Gracias a, nuestra querida Bianca, están en medio de una batalla de bromas. Y dudo... que alguien salga vivo de esa. -Ganaremos -dijo Nicolás -¡Mis huevos!, que no tengo, ni tú tampoco... ¡...