05. Dorado.

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Ninguno estaba de buen humor, por un momento, habían pensado que la abuela de Ted había elegido un lugar demasiado cálido, pero no, la joven estaba temblando de frío ¿por qué no se habían fijado antes en el destino? El metamorfo se maldijo por lo bajo, toda su ropa era para un clima completamente diferente.

Giró sobre sus talones, para observar a su alrededor, cuando quedó de nuevo frente a Lily, ella tenía los labios un poco morados, y sus mejillas y nariz completamente rojas, no tenía ni un maldito suéter o abrigo para solucionar aquello.

—Lo lamento, debí revisar...

—Deja de disculparte –soltó enfadada, con los dientes castañeando –yo también pude revisar el lugar y no lo hice.

—Creo que mi abuela desconoce que las lunas de miel por lo regular son en lugares cálidos –murmuró fingiendo una sonrisa.

La mano de Ted se colocó en el hombro de Lily, usó la aparición conjunta, el lugar estaba listo para su llegada, y no pudo evitar sonreír genuinamente cuando ella casi corrió para sentarse frente a la chimenea, él negó, sujetó el equipaje y lo llevó a la habitación; con la esperanza de que en esa cabaña tan amplia hubiese más de una habitación, pero no.

—Este lugar es inmenso –murmuró Ted, volviendo a la estancia –pero sólo tiene una habitación.

—Dormiré en el sofá –contestó, en tono alegre –no creo pasar frío aquí, además...

—Hay una chimenea en la habitación, también está encendida ¿estás segura de que quieres quedarte ahí? Digo, podríamos ir a la habitación y...

—Estoy bien aquí –se giró, estirando las manos en dirección al fuego.

—Estoy seguro que descansarás mejor allá, Lily, estás embarazada y no quiero que...

—No es tu asunto –soltó, tranquila.

—De acuerdo, haz lo que se te dé la gana.

Ted regresó a la habitación, sintió el golpe del calor directamente en el rostro, y aunque con su condición metamorfa podría elevar un poco su temperatura, no era suficiente para sobrevivir en climas como ese con un atuendo diseñado para el caribe.

Se quitó los zapatos, se subió a la cama y en menos de lo que hubiese deseado, se quedó completamente dormido, en sueños escuchó ruido a su alrededor, posiblemente Lily se había arrepentido de elegir la estancia, pero él no pensaba moverse ahora.

Despertó cuando el sol estaba en lo alto, su estómago se removió, tenía hambre, pero el lugar estaba callado, no había olor a nada que no fuese el desodorante ambiental.

Se puso los zapatos y avanzó hasta la estancia, Lily le daba la espalda, estaba viendo por el enorme ventanal que estaba a un costado, bastante absorta, tenía puesta una pijama que le quedaba floja, su cabello rojo sangre atado en una trenza floja, que resaltaba el tono pálido de su piel.

Ted observó el reloj colocado en lo alto de la barda. —Buenas tardes –soltó, asustándola.

—Buenas tardes –su mano fue hasta su estómago –el almuerzo está en la cocina –informó.

—Cocinaste, pensé que...

—No –lo sacó de su error –ayer después de que te marcharas a la habitación, logré comunicarme con alguien –se encogió de hombros –me dijeron que las comidas aparecen solas, y que cuando salgamos, los elfos se encargarán de la limpieza.

—Les dijiste que no pensábamos salir de aquí ¿cierto?

—No hay razón para que pasemos todo el día encerrados, aunque no salgamos juntos –respondió confundida.

Positivo [Teddy & Lily]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora