19. Dulce e Inocente.

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La vela se apagó cuando se alejaron, así que Scorpius observó de nuevo a la pareja junto a él, iba a decirles, pero se quedó callado, era mejor no meterse en algo que no le interesaba, además, él sólo había estudiado un año para ser Sanador, y abandonó todo, porque no se le daba estudiar, o eso creía él.

—Bueno, ya que llegó tu marido, los dejaré solos.

—Ah, no, todavía tengo que hacer la comida ¿te molestaría quedarte a comer y quedarte con ella en lo que estoy ocupado?

— ¿Seguro que quieres que me quede con ella? –Elevó las cejas.

—Si te gustaran las mujeres, ni de chiste te querría a dos millas cerca de ella, pero... bueno, no es el caso, además, confío en ti, más que en nadie, sobre que la cuidarás, a ella y a tu ahijado.

—Cierto –admitió.

— ¡Dementores! –chilló Lily asqueada.

— ¿Pasa algo? –cuestionó Ted.

—Asco –desechó la gragea –es de chocolate.

—Cariño ¿y eso es asqueroso? Amas el chocolate.

—Sí, es asqueroso, quería uno de cerilla de oreja –se encogió de hombros –la quiero con desesperación –buscó en la caja.

—Iré a hacer la comida –sonrió Ted.

—No, espera, no quiero quedarme todo el día en cama.

—Lily, tienes que descansar.

—Sí, pero...

—Bien, te llevaré a la estancia y será todo ¿de acuerdo?

—De acuerdo –soltó enfadada.

Teddy le quitó las cobijas y la tomó en brazos, la mirada de Scorpius fue hasta la vela, que estaba encendida de nuevo, los siguió escaleras abajo, y sonrió cuando ella lo volvió a besar, pudo imaginarse la danza desesperada de la flama en la vela.

—Así que cera de oído –se burló Scorpius –rascaré mi oreja.

— ¿En serio harías eso? –Sus ojos brillaron emocionados.

—No, era un chiste –rió.

—Ah –soltó decepcionada –últimamente, estoy teniendo antojos bastante... fuera de lo común.

— ¿Cuándo leche con porotos, mostaza e hígado triturado está dentro de lo común? –Elevó una ceja.

—Cierto, el bebé tiene gustos extraños –rió.

—Culpemos al bebé, claro.

La mirada de Scorpius fue hasta el cuadro sobre la chimenea, aquello le sorprendió, hasta donde recordaba, ese lugar había permanecido vacío ¿Cuándo lo habían puesto? Observó a Lily, que seguía desechando los dulces, así que suspiró y se llevó uno a la oreja.

—M—

Lily se giró cuando escuchó un sonido en la chimenea, logrando que el cuadro de su boda se tambaleara un poco, sonrió amable cuando vio a Sebastian, el hombre la observó de arriba abajo, haciéndole sentir incómoda, él avanzó hasta ella, logrando una sensación de malestar en cuanto la tocó.

—Dime ¿qué se supone que haces?

—Lavaré la ropa –se encogió de hombros.

Sebastian observó el cesto en su brazo, era ropa de Ted. —Creí que ese tipo y tú hacían sus cosas por separado.

—No, desde que nos casamos, Ted hace todo en la casa, así que he comenzado a sentirme una inútil.

—El Sanador te dijo que deberías estar en reposo ¿no?

Positivo [Teddy & Lily]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora