08. Luna Potter.

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Teddy se dejó caer sobre su silla en la oficina, estaba extrañamente desanimado, las dos semanas pasadas, no habían sido el infierno que tanto Lily como él habían pensado, una vez que comenzaron a ver aquello como una amistad y no como un matrimonio forzado, las cosas comenzaron a mejorar notablemente.

—Vaya, te dejas ver –se burló Sebastian –dos semanas de vacaciones ¿realmente las necesitabas?

Ted no contestó, apenas hacía tres meses había tomado su periodo vacacional, así que obviamente ese tiempo extra molestaba a los demás, claro que no quería aceptar la verdadera razón.

—Sí, bueno, tuve algo importante que resolver –se encogió de hombros –fue un permiso especial, no vacaciones como tal.

El semblante en el rostro de Sebastian le dejó saber que no le creía y que tenía sus sospechas, pero como siempre, no dijo nada, ese tipo le caía bien, pero... había algo que le advertía que no debía confiar mucho en él.

—Bueno, espero que no estés muy cansado, porque hay mucho trabajo.

—Cuento con eso.

Mucho trabajo, significaba largas jornadas laborales, menos tiempo en casa justificado, sólo esperaba que su padrino no hiciera algo para arruinar aquello y forzarlo a estar más con Lily; los amigos no pasaban todo el tiempo juntos.

—Por cierto –interrumpió Sebastian una hora y media después –dime ¿qué has pensado en presentarme a la hija de tu padrino? –sonrió.

—Ya te dije, está fuera de tus ligas –contestó incómodo.

—Vaya ¿dudas que pueda enamorar a cualquier chica? –Rió.

—Bueno, ella... tiene una relación, tiene a alguien.

—Tiene novio, más no está casada –le restó importancia –y aunque lo estuviera, el marido no siempre está al pendiente –le guiñó un ojo.

Tensó la quijada al escucharlo decirle aquello, pero se limitó a poner los ojos en blanco y seguir con su trabajo, ahora lo único que quería era terminar aquello e irse a casa.

La mirada de Ted se diría a Sebastian de vez en cuando, pero lo tomó por sorpresa cuando éste se puso de pie repentinamente, su vista se desvió hasta la jovencita que quitaba su atención de Sebastian para otorgársela a él, le sonrió amable y se quedó de pie frente al escritorio de Ted, con todas las miradas puestas en ellos.

—Lily ¿qué haces aquí? –Se inclinó sobre el mueble, susurrando tan bajo podía, pero suficientemente fuerte para que ella escuchara.

—Te llegó esto a la casa –le extendió una carta.

—Claro ¿no pudo esperar a que llegara?

—Tiene fecha de dos semanas, y dice urgente –le informó –es de Gringotts, no tengo que recordarte la última vez que tío Ron ignoró una ¿no es verdad?

—Hola, hola –saludó Sebastian, de pie junto a ella.

Genial, pensó Ted, ahora no podía evitar aquello, pero lo que lo ponía nervioso era ¿cómo tenía que presentarla? ¿Cómo Lily Luna Potter, la hija de su padrino? ¿O como su esposa? Tenía que solucionar aquello rápidamente, antes de arruinar las cosas.

—Hola –contestó ella –soy Lily Luna –estiró su mano.

—Sebastian Keller –la sujetó, el pulgar del hombre acarició el dorso de la mano de la joven –es realmente un placer conocerte –acercó su rostro a ella y la besó tan cerca de los labios.

—Gracias –sonrió divertida, pero más que nada, por el extraño comportamiento del hombre.

—Dime ¿te molestaría que te llamara Luna?

Positivo [Teddy & Lily]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora