Positivo [Teddy & Lily]

09. Descuidado.

El aroma a madera hizo que el cabello de Ted se volviera bermellón de inmediato, sonrió cuando las manos de Susan lo rodearon desde atrás, besando su espalda, se giró rápidamente, para poder apoderarse de los labios de la mujer.

—Te ves agotada –soltó él.

—Un día difícil –se encogió de hombros –pero por fortuna, ya estoy desocupada, pero no creo poder quedarme hoy y pasar la noche contigo, tengo cosas que hacer.

—No te preocupes, comprendo –la besó dulcemente.

Él agradecía eso, no podía mentir sobre cantidades extremas de trabajo por siempre, en momentos como esos, deseaba que el año que le había prometido a Lily pasara rápidamente, para poder pedirle a Susan que viviera con él.

La mujer se recargó contra su pecho, mientras terminaba el helado de fresa que había comprado como postre, él se había negado, así que ella lo estaba devorando todo.

—Rayos –musitó la mujer –es tarde –se levantó –tengo trabajo, y por desgracia, no puedo sobrevivir de mi pasatiempo.

Él soltó una risita divertida, pero no dijo nada, se limitó a levantarse también para besarla.

—Te enviaré una lechuza, no sé cuándo pueda volver.

—Descuida, comprendo que tienes una vida muy ocupada.

—Sí, pero me encanta pasar todo mi tiempo libre contigo.

—Estamos en la misma sincronía –informó él.

—Ah ¿en serio? –sonrió.

—Te amo, Susan –la sujetó de la cintura, atrayéndola a él –te amo desde que estábamos en Hogwarts.

Aquella confesión la dejó sorprendida, y por un largo minuto se maldijo recordando las palabras de George, un hombre jamás dice te amo primero, pase lo que pase, nunca lo hace, siempre tiene que ser ella, así estaba escrito en el código.

—Te amo, Ted –informó ella, besándolo de nuevo.

El beso se intensificó, el metamorfomago no podía ser más feliz que en ese momento, era la persona más dichosa y no había un sentimiento mejor que aquel.

—Puedo quedarme un rato más –comentó agitada la mujer.

—X—

Ted se apareció en el patio de la casa de Lily, cerca de las nueve de la noche, las luces estaban encendidas, así que suponía que estaría en la sala, o cenando, no le interesaba mucho donde estuviera, él iría directamente a la oficina que había y se encerraría hasta que Lily se durmiera, posiblemente, dormiría en la sala, fingiendo haberse quedado dormido, no quería quitar la sensación del cuerpo de Susan junto al de él, durmiendo al lado de Lily, aquello sería horrible.

Se quedó quieto cuando la vio, tenía una manta que él no había visto jamás, era de lana blanca, las puntadas eran enormes, que casi podía haber sido tejida con los brazos, su cabello rojo intenso contrastaba con todo a su alrededor, incluso su pálido rostro.

—Tú decides cuanto más comer –la voz de Sebastian inundó el lugar, así que Ted se giró furioso ¿qué hacía ese en su casa?

—Vas a hacerme explotar si sigues preparándolas –soltó divertida Lily.

Cuando la pelirroja se giró, lo vio, la asustó, porque el chocolate caliente entre sus manos se derramó en la cobija.

— ¡Dementores! –chilló Lily, levantándose asustada, él imaginó que el líquido había quemado, a pesar de lo gruesa de la manta.