Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ ᴅᴏs

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-- Hola, Lixie -- el nombrado levantó la cabeza encontrándose con su mejor amigo. Jeongin se sentó en la mesa frente a él, hace semanas no lo hacía.

-- ¿Hyunjin no vino hoy? -- miró a otro lado, la cafetería de la universidad estaba llena de gente estúpida, podía perderse en la estúpidez de alguna.

-- Si, en un rato vendrá a comer con nosotros.

-- Pero soy una mala influencia ¿Por qué querría comer conmigo? Nadie quiere comer junto a una persona tan sucia como yo -- espetó molesto.

-- Lixie -- habló Jeongin suplicante. -- No digas eso, por favor.

-- Es lo que todos dicen.

-- Todos se pueden ir a la puta mierda -- gruñó exasperado.

-- ¿Y tú almuerzo?

-- No tengo hambre.

-- No puedes dejar de comer o cambiar por comentarios de gente de mierda, por favor Félix.

El rubio se limitó a negar y levantarse de su lugar cuando vio a Hyunjin acercarse, no quería arruinar la vida de su mejor amigo también. Tomó su mochila para ponérsela al hombro y salir de ahí bajo la mirada de la masa estudiantil.

Caminó por los pasillos hasta los baños, lo primero que hizo fue abrir un grifo y mojarse la cara para después mirarse en el espejo.

-- No llores -- esa voz. Félix se sobresaltó y miró la puerta, el pelinegro de la noche anterior estaba apoyado en el marco. El rubio sintió a su corazón latir más lento. -- No es bueno ver el sufrimiento en ojos inocentes.

-- ¿Qué haces aquí? -- fue la primera pregunta coherente que formuló su cabeza.

-- Vine a verte -- contestó con simpleza.-- No me trago eso de que eres ordinario.

Félix frunció el ceño ¿Ser ordinario? Él era la persona más ordinaria en el mundo. Abrió la boca para contestar pero la cerró cuando escucho voces ajenas. Se quedó helado cuando su mirada cruzó con la ajena que se había encargado de terminar de ensuciar su vida.

-- Pero miren a quien tenemos aquí -- Félix no despegaba su vista de Changbin quién veía a los recién llegados con aburrimiento. -- Te has escapado muy bien de nosotros estás últimas semanas, perra -- el rubio le restó importancia, seguía observando a Changbin. -- ¿Qué miras? - inquirió el tipo, Félix volteó a verlo ¿A caso era más estúpido de lo que creía? Un tipo pálido que no era un estudiante estaba en la puerta ¡lmbécil! -- No podrás escapar.

Parpadeó varias veces notando la presencia de dos chicos más detrás del imbécil. Félix rodó los ojos y puso a sus pies a andar hacia la salida pero una mano lo detuvo, volteó al idiota.

-- Ya arruinaste mi vida ¿Qué más quieres? -- estaba por tener un ataque de histeria. La mano subió por su brazo pero el rubio la quitó de un manotazo. -- ¡No me toques!

-- Pero si hace unos meses te encantaba que lo hiciera -- se burló cínico empezando a invadir el espacio personal del rubio.

Félix cerró los ojos con fuerza, resignandose a lo que fuera que tenían planeado hacerle pero nada pasó. Abrió los ojos encontrándose con el idiota en el piso, abrazaba sus rodillas mientras murmuraba cosas. El pálido estaba murmurandole algo al oído. Volteó encontrándose con las miradas aterradas de los otros dos, el rubio se percató que los chicos murmuraban cosas y tamblaban.

-- Basta -- se atrevió a decir haciendo que Changbin se detuviera. -- ¿Qué les has hecho? -- inquirió viendo a los tres brabucones en el piso.

-- Solo les di algo de su propia medicina -- el pálido se puso frente al rubio. -- Ellos te atemorizan, mi trabajo es mantener el orden ¿Sabes? Me encargo de que al malo le pasen cosas malas si lo quieres tomar así, suena bonito.

-- No entiendo -- confesó Félix.

-- Tampoco esperaba que lo hicieras -- el peli negro volteó mirando al espejo y Félix lo imitó, se congeló de miedo y su respiración se volvió irregular cuando vio el reflejo del chico frente a él. -- ¿Nunca te han dicho que no debes hacer enojar al rey de las almas pedidas? -- el pálido quiso acercar la mano al rostro ajeno, Félix estaba paralizado. La mano jamás llegó al rostro del rubio, Changbin sintió el calor antes de ponerle un dedo encima, iba a quemarse si lo tocaba. -- No eres ordinario, Lee Félix -- murmuró con voz ronca. -- No puedo tocarte aunque la necesidad de hacerlo me este comiendo vivo ¿Qué es lo que ocultas?

-- ¿Félix? -- el rubio escuchó la voz de Jeongin y cerró los ojos deseando que no entrara, no sabía lo que podía hacerle Changbin.-- ¿Qué pasó aquí? -- Félix abrió los ojos y el pálido ya no estaba, miró al espejo encontrándose con el reflejo de su mejor amigo quién miraba a los tipos en el piso. -- ¿Félix?

-- Creo que estoy al borde de la locura, Innie. -- dijo y lo abrazó. -- Tengo miedo.

-- Oh cariño -- Jeongin correspondió al abrazo y sobó su espalda. -- Todo estará bien, no te preocupes. Ven, Hyunjin quiere hablar contigo.

Félix estaba decidido a averiguar lo que estaba pasando aunque algo le decía que habían sido delirios suyos, no le contó a nadie lo que le pasó en ese baño, ni siquiera a su mejor amigo

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Félix estaba decidido a averiguar lo que estaba pasando aunque algo le decía que habían sido delirios suyos, no le contó a nadie lo que le pasó en ese baño, ni siquiera a su mejor amigo. Debía admitir que las disculpas de Hyunjin después de lo ocurrido hacia que ese día sea menos creíble, habían pasado cuatro días desde entonces y no había vuelto a ver a los imbéciles o a Changbin.

Ahora, después de pensarlo y planteárselo a sí mismo había tomado la decisión de hablar con Seungmin sobre el tema. Estaba seguro de que él le diría la verdad, tal vez se estaba volviendo loco. El apartamento de Seungmin quedaba frente al suyo, lo único agradable de vivir en ese edificio.

Golpeó la puerta varias veces y estaba a punto de darse por vencidos hasta que la puerta fue abierta de par en par. Seungmin parecía cansado pero mantenía su sonrisa característica.

-- ¿Estás bien? Puedo pasar otro día. -- dijo Félix a punto de irse.

Seungmin negó.

-- Estoy bien, solo necesito que llegue la noche para estar como nuevo ¿Se te ofrece algo? ¿Quieres pasar?

Félix asintió.

-- Necesito hablar contigo, sobre el chico de la otra noche.

Kim tomó su muñeca y jaló de ella adentrandolo a su apartamento, Félix lo miró confuso cuando el mayor cerró la puerta enseguida detrás de él.

-- Nadie puede saber a dónde te llevé la otra noche, Félix -- habló serio. -- ¿Qué es lo que quieres saber de Changbin? ¿Ese imbécil te molesto?

-- De hecho apareció hace días en el baño de la universidad e hizo algo raro con unos tipos que estaban molestándome -- contó de pronto y no se detuvo ahí. -- Seungmin creo que me he vuelto loco, su rostro... Su voz y sus ojos fue todo tan extraño -- el rubio suspiró. -- Lo que vi...

-- No estás enloqueciendo, Félix -- dijo Seungmin con ¿Pena?. -- Todo lo que viste con respecto a Changbin es real, lo que sientes y lo que a él le pasa contigo es real. No te imaginas lo culpable que me siento.

-- ¿Por qué podrías sentirte culpable, Seungmin?

-- Porque por mi culpa, Lucifer está curioso respecto a ti.

Lucifer  [Changlix]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora