Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ ᴏᴄʜᴏ

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-- Pero miren a quién tenemos aquí.

Félix abrió los ojos, se encontró en un lugar desconocido y un sol brillante que acariciaba su piel con sus tibios rayos. Tanteó a su alrededor dándose cuenta de que estaba recostado sobre césped corto y suave, se sentó en su lugar encontrándose con dos tipos desconocidos vestidos de blanco.

-- ¿Nuestro corderito está listo para ser sacrificado? -- preguntó uno de ellos.

-- Déjalo en paz, Eric. -- protestó el otro. -- ¿Estás listo, Félix?

-- ¿Para qué? -- se atrevió a preguntar.

-- Para cumplir con tu destino, nuestro padre te creo para eso.

-- ¡Solo lo confundes más, Xinlong! --se quejó el otro.

-- ¡Tú lo estabas asustando!

-- En fin, él no debería estar aquí, tenemos que llevarlo con los arcángeles para que hagan su trabajo -- le dijo el tal Xilong al otro chico. -- Lo sentimos chico.

-- Tiene unas alas negras preciosas, igual a..

-- ¿Félix? -- escuchó a lo lejos, fue como si los chicos frente a él perdieran el sonido y solo existiera aquella voz. -- ¿Pastelito?

Félix parpadeó varias veces sintiéndose cansado, su cabeza punzaba proporcionándole un dolor insoportable. Sintió una mano fría en su frente, aspiró el aroma a whisky mezclado con café. La punzada en su cabeza se redujo a una molestia.

-- Estoy aquí, pastelito -- murmuró acariciando su cabello. -- Sé que estás consciente.

Félix seguía con los ojos cerrados, sabía que estaba en una cama pero no tenía idea de dónde y no importaba, Changbin estaba ahí con él. Tal vez después se preocuparía por saber que fue lo que pasó.

-- Tuve un sueño extraño -- dijo después de un momento, Changbin había empezado a acariciar su cabello. -- Pero no importa lo que soñé, me siento mal ¿Sabes? Me dejó esa sensación de vacío, de miseria y me recordó a mi día a día de hace unas semanas.

Félix agradeció que Changbin estuviera junto a él, si el pálido no estuviera ahí sabía que lloraría, tenía ganas de llorar y no encontraba la razón, podían ser muchas, siempre le pasaba lo mismo.

-- Sabes que puedes contarme lo que sea -- los dedos de Changbin rozaron su frente. -- Ambos estamos rotos, a ambos nos lastimaron de alguna manera. Voy a entenderte.

Félix pareció pensarlo durante unos minutos hasta que suspiró y asintió sin abrir los ojos, el tacto de Changbin se sentía demasiado bien. No se sentía tan frío.

-- ¿Sabes por qué me siento miserable? Espero que niegues porque yo tampoco lo sabría -- el pálido mordió su labio inferior y negó aunque sabía que Félix no lo estaba viendo. -- Son muchos factores, por eso no lo sé. Tal vez podría ser la soledad, o ese sentimiento de insuficiencia que me visita de vez en cuando. -- el rubio hizo una pausa. -- No quiero tu lástima, solo busco decirlo en voz alta a alguien que no sea yo mismo -- el rubio por fin abrió los ojos y lo miró, el pálido seguía acariciando su cabello mientras lo miraba. -- Otras veces suelo molestarme por la vida que tengo, la mandíbula llega a doler de lo fuerte que aprieto mis dientes intentando reprimir el llanto y tragar ese nudo que se forma en mi garganta, es más rabia y odio que tristeza ¿Por qué no puedo estar bien? Entonces los recuerdos de los errores de mi vida llegan a mi mente y las cosas empeoran, mi primera vez fue una verdadera mierda y después de eso no he vuelto a follar -- hubo un silencio, no fue incómodo pero se sentían cosas no dichas aún en el aire. -- Pienso en suicidarme constantemente pero después me digo "Nada es para siempre, solo resiste" y me digo que soy un débil de mierda.

Lucifer  [Changlix]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora