Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ ᴛʀᴇs

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Félix trataba de creerlo, en serio trataba de creer en las palabras de Seungmin pero estaba escéptico. Changbin no era Lucifer, Seungmin no era un "hijo" de Lucifer, Jisung tampoco.

-- Bebí de su sangre, me condenó a la vida eterna.

Félix volvió a negar, el rubio no se tragaba esa mierda. Simplemente no podía ser cierto. Decidió que no quería escuchar más mentiras y abandonó el apartamento de Seungmin, se estaba volviendo loco. Ingresó a su "hogar" encontrándolo vacío, como siempre.

"Hay dinero sobre el mueble y comida en la nevera" -- decía la la nota que había dejado su madre. Esa mujer junto con su padre se la pasaban fuera de casa en casinos de mala muerte.

Bufó con disgusto para caminar y encerrarse en su habitación. Se tiró a la cama y escondió su rostro en su almohada. Gritó sacando fuera toda su frustración, gritó contra la almohada hasta que su garganta dolió.

-- ¿Ya terminaste? -- preguntó otra voz en la habitación.

Félix se levantó muy lentamente y se dio la vuelta de la misma forma, el chico pálido estaba a los pies de su cama. El corazón de Félix se alteró y su respiración se volvió irregular.

-- Ahora alucino ¡Lo único que faltaba! -- el rubio frotó sus ojos y parpadeó varias veces pero el pálido seguí ahí con su expresión aburrida. --¿Qué demonios quieres de mí?

-- Ni siquiera yo lo sé, pastelito --contestó con simpleza. -- Tal vez averiguar lo que en realidad eres o follar ese precioso culo que tienes, no me decido aún.

-- Estas loco, soy ordinario -- dijo cruzándose de brazos. -- No me vas a poner un puto dedo encima.

-- Si fueras ordinario no estaría aquí -- el pálido rodó los ojos acercándose al rubio. -- Si fueras normal esto no pasaría -- siguió estando de frente. -- Tu mano -- ordenó, Félix lo miró dudoso. -- Dame tu mano. -- el rubio obedeció tendiendo su mano, el pelinegro acercó la suya a los dedos de Félix sintiendo el calor, una vez que toco la piel del rubio sintió su mano arder y la mantuvo ahí soportando el dolor. -- ¿Ves? --preguntó dejando sus dedos expuestos, Félix lo miró atónito sin poder creerlo.

-- Te quemaste, yo no quise...

-- ¿Tienes idea de las razones por las cuales no puedo ponerte un dedo encima? Yo creo que tienes algo que ver con todo ese tema de lo bendecido y mi padre, ni los arcángeles tienen este nivel de protección.

-- No estaría comprendiendo -- dijo Félix haciendo una mueca. -- ¿Cómo dijiste que te llamabas?

-- ¿Seungmin, no te lo contó? Mi nombre terrenal es Changbin pero mi nombre varía según la religión, cultura y región. Algunos me llaman satanás, Belcebú, Meristófeles, Lucifer y la lista sigue. -- comentó volviendo a alejarse del rubio. -- ¿De verdad Seungmin no te contó sobre mi? -- parecía dolido.

-- Es imposible ¿No sé supone que satanás es un bicho rojo con cuernos?

Changbin negó exasperado.

-- No, esas son invenciones estúpidas que crearon los humanos y no, no caí del cielo porque yo lo quise, no, no obligo o manipulo a la gente para que sea malvada.

-- No entiendo una mierda.

-- No necesito que lo entiendas, Félix -- Changbin toco el puente de su nariz, iba a darle migraña si seguía así. -- Lo que nos importa aquí es ¿Por qué no puedo poner un dedo sobre ti? Esa es la pregunta.

-- Si Lucifer no hace que las personas pequen o esa mierda ¿Quién lo hace? -- preguntó el rubio sin poder contenerse, no le creía en absoluto pero alguien debía responder sus respuestas.

Lucifer  [Changlix]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora