30. Respuestas sin preguntas

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Estaba pálida. Cualquiera diría que parezco la monja. Liam estaba en frente de nosotros mirándonos a los dos un poco sorprendido. Le creció la barba y al parecer creció un poco...¿o soy yo quien se quedo más bajita? Su cabello es menos alto que la última vez que nos vimos. Eso fue hace bastante tiempo.

-Loti estas...viva-se rasca la nuca. Adam tiene su mirada asesina puesta en él. Se posiciona en frente de mí.

-¿Que diablos quieres?-le hace frente. Tiene los músculos tensos.

-Le había pedido a Loti para ver si podíamos hablar-intenta parecer que tiene poder sobre si mismo pero su cara no se compara a la de Adam.

-No le llames así. No tienes derecho a hablarnos o estar aquí. Vete antes de que te mate con mis propias manos-hecho Adam a un lado.

-No te pongas así. Por Dios-miro a Liam-Bien. Hablemos como los adultos responsables que somos-Adam abre los ojos como platos.

-Espera un momento-cierra la puerta y se vuelve a mí-¿Que haces?-me susurra.

-Lo que tú se supone que hagas en vez de comportarte como un hombrecito tratando de ser el alfa-señalo su pecho y él se pasa la mano por la cara.

-No entiendes que ese hijo de puta embarazó a tu amiga y luego la dejo como si nada. Además que eso fue mientras tú lo querías a él-ruedo los ojos.

-No me hará daño. Además creo que ya se dio cuenta de algo-señalo el anillo en mi mano y eso hizo que sonriera pícaro.

-Y también de que eres mía-lo fulmino con la mirada.

-No soy un objeto para decir de que o quien soy-abro nuevamente la puerta y él sigue ahí.

-Bien, esta tarde en el café de el centro comercial-tenía que ir a un sitio donde hubiera mucha gente en caso de que se le ocurriera hacerme algo.

-De acuerdo. Te veré allá-Adam tiene una cara del diablo. Juro que está botando humo por las orejas. Liam se va y cierro la puerta para estallar en carcajadas.

-Ten en cuenta que tienes puesta una camiseta mía y tus piernas están a la vista-lo miro confundido-No te diste cuenta que miró tus sexys y largas piernas.

-Gracias por el halago-me pongo en ánimo seductora y camino hacia el interior de la casa moviendo mis caderas de lado a lado.

-¿De que estábamos hablando antes de que llegara este imbecil?-se viene a mi lado.

-Sobre que tienes que ir guardando cita con el médico para los dos. Por TU culpa-lo miro amenazante.

-Ya te dije que no es gran cosa y si pasa pues será algo muy especial para los dos como sea-me cruzo de brazos cuando llego a la isla de la cocina.

-Adam, yo no estoy lista para esto. En mi vida he cargado un bebé. Cuando iba a tener la oportunidad caí en una maldita cama por dos años-me abraza. Lo tomo por sorpresa pero le correspondo el abrazo.

-Tu tranquila. Ya veremos qué pasa. Iré mañana temprano-asiento y me concentro en preparar el desayuno cuando el timbre vuelve a sonar-No puede ser...-se levanta molesto y camina hacia la puerta con los puños cerrados.

Voy detrás de él cuando abre la puerta y Giovanni se aparece ahí.

-Uyyy, ¡squí huele a sexo!-hijo de perra.

-Giovanni. No empeores la situación ¿si? Entra de una maldita vez-él alza las manos en señal de paz y entramos a la casa.

Deja su bolso en el mueble para luego sentarse en la barra de la isla de la cocina mientras yo cocino. Adam sube, creo que a ducharse por que no vuelve en los minutos que pasaron.

Mi Error [sin editar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora