001 Parte de algo

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Las gafas estaban en el escritorio de madera, aquel por el que tantas vueltas habíamos dado para traerlo a casa, no era mi favorito pero a él le encantaba, tampoco trabajaba en una oficina pero seguía siendo hermoso a sus ojos, tomé aquellas gafas, me aseguré de que estuvieran limpias con una servilleta de tela suave, las llevé conmigo subiendo escaleras y por último entré a aquella habitación.

"Ya es hora de que pares" Sugerí y sólo me miró por unos segundos hasta que su vista volvió al ordenador, asentí con un pequeño ruido, acomodé las gafas sobre su nariz y me agradeció.

Antes de irme le dediqué una última mirada mientras tocaba con mi mano la manija de la puerta que momentos después comencé a cerrar lentamente.

«Solo está trabajando» me repetí.

Fuí hasta el tocador y me miré, cabello ondulado, cejas ligeramente pobladas, labios no tan gruesos, una nariz que no era del todo respingada y mucho menos grande, era bonita y pequeña pero había algo... Que ya no lucía igual. Pestañeé dos veces seguidas fuera de lo normal mientras inclinaba mi cabeza hasta mi hombro derecho, ví aquella marca en el lado izquierdo de mi cuello, llevé mi mano hasta ella y la tapé...

+Yo me siento muy orgulloso de ti, porque después de ésto seguramente tendrás solicitudes de universidades prestigiosas y aún así estás llorando.

+Te extraño. Te extraño y soy una idiota por ello, y ahora me veo obligada a romper el corazón de alguien más.

-Yo rompí el de una chica linda y sentimental como tú, aunque no lo parezca.

No quería dormir sola, llevaba horas con el pijama puesto y solamente esperaba que terminara su trabajo antes de lo habitual para dormir con él, me senté el borde de la cama en su espera y pasados cinco minutos volví nuevamente a donde él estaba.

Hoseok: ¿No dormirás? - Me miró, ésta ves interesado.

Haeri: Te estaba esperando.

Cerró sus ojos y suspiró cansado, llevó sus manos a su cabeza y después quitó los auriculares de sus oidos.

Hoseok: Vamos a descansar.

Finalmente se puso de pie, apagó su ordenador y vino hacia mí.

Hoseok: ¿Cómo estás?

Susurró ocultando su rostro entre mi cuello, donde estaba aquella marca intentando besarla, al instante cerré aquel espacio para detenerle, se separó de mí y me miró una vez más, asintió y habló.

Hoseok: Buenas noches - Se adelantó caminando frente a mí hasta nuestra habitación.

Llegué detrás de él y me acomodé a su lado, me giré para mirarle y éste tenía sus ojos cerrados, tan pronto me sintió frente a él abrió sus ojos y se giró.
Apreté mis labios con fuerza mientras por dentro sentía un gran vacío que se transformó en ansiedad, comencé a jalar uno a uno los mechones de cabello que se deslizaban por mi cara.

[...]

A la mañana siguiente, como todas las anteriores, nos preparábamos para ir en busca de un trabajo y tomábamos el desayuno en la isleta de la cocina pero ésta vez, ésta vez ya teníamos uno. Después de enviar solicitudes a todos los lugares posibles me habían aceptado en una universidad y a Hoseok quien lo tenía fácil pero insistía en buscar trabajo por él mismo terminó consiguiendo uno en una buena empresa.

Dejé la habitación donde desperté sola, nuevamente, caminé el angosto pasillo hasta la cocina y ahí estaba Hoseok tomando un café negro con una pieza de pan.

Haeri: Buenos días - Le saludé camino a la nevera - Hoy es tu primer día ¿No es así?

Hoseok: Buenos días, si, es así.

Haeri: ¿Y qué tal? - Ocupé el lugar frente a él.

Hoseok: Estoy nervioso - Confesó sonriendo. - ¿Qué tal tú?

Haeri: Estoy bien - Alardeé un poco.

Terminé mi desayuno y tomé mi saco para finalmente salir de casa.

Hoseok: Nos vemos más tarde linda - Se acercó para besar mi cabello.

Haeri: Déjame ayudarte con ésto - Acomodé su corbata - Listo.

Hoseok: Tan linda... - Alargó - Pasaré por tí.

Haeri: No hace falta - Negué.

Hoseok: Y después iremos a cenar, te lo debo - Se apagó más a mí y sonreí de lado.

Haeri: Han sido unos meses difíciles, apenas y tenemos tiempo para vernos.

Hoseok: Te lo debo Haeri, Moscú resultó más difícil de lo que creí, tuviste suerte en encontrar un lugar en esa universidad.

Haeri: Soy la maestra más joven en la mejor universidad ¿Puedes creerlo?

Hoseok: Estoy orgulloso de ti - Besó mis labios.

Haeri: Y yo de tí, ahora vamos al auto - Con mis manos en su cintura le dí la vuelta para que abriera la puerta - tú conduces - Dije en voz alta mientras corría al auto para ganar el lugar de copiloto.

Hoseok: Mañana manejas tú - Comentó al abrir la puerta y acomodarse tras el volante.

Haeri: No - Le robé un beso - Lo harás tú cariño.

Sonriendo encendió el auto y tras una hora y media  llegamos a la universidad.

Haeri: Universidad estatal - Susurré al ver la inmensidad de aquel lugar.

Hoseok: Suerte.

Una vez el auto arrancó comencé a caminar hasta la entrada, en donde mi bolso fué revisado al igual que mi cuerpo como protocolo de seguridad entre maestros, avancé y una chica con un lindo aspecto me nombró.

Haeri: Buenos día - Dije antes de preguntar su nombre.

Lutza: Soy Lutza, eres la nueva maestra ¿Cierto? - Asentí - Bien, sígueme.

Me dispuse a seguirla por todos los pasillos, a lo cual me ví completamente sorprendida, ella portaba unos tacones altos y caminaba como si estuviera descalza mientras los míos que no eran tan altos ya me lo hacían difícil.

Haeri: Lutza ¿Cierto?

Lutza: Así es - Siguió caminando.

Haeri: No has preguntado mi nombre.

Lutza: Haeri Shin, un gusto. Déjame decirte las reglas y horarios - Asentí - La facultad de Historia será dónde darás clases, ésta se encuentra en el edificio D, es decir, al otro lado del campus, si quieres llegar a tiempo debes correr cariño.

Paró frente a un aula donde los alumnos que eran de la misma edad que la mía estaban desordenados.

Lutza: Vuelvan a sus aulas si no quieren llevar reportes a sus expedientes - Les ordenó y éstos obedecieron. - Ésta de aquí es tu clase.

Los chicos que antes habían sido ordenados por ella iban a ser mi grupo.

Lutza: Ella es Haeri, su nueva maestra de historia, como ven tiene la misma edad que la mayoría sin embargo es su superior, no pueden faltarle al respeto - Me miró - Todos tuyos.

Me abandonó en la entrada de aquel aula.

Haeri: Bien, comencemos - Les dije a todos.




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