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Apenas salimos de ese muladar, no podía dejar de sentirme inquietó. Llevaba conmigo el cuerpo magullado y casi inerte de Baian. Casi si me costaba reconocerlo por lo mal que se veía. Pero era el, el mismo Omega quién días atrás atendía mi pedido diario en aquella cafetería...

Aquél Omega del que llevaba enamorado más de 1 año. Y la única razón por la cual asistía diario a aquella cafetería tan alejada...

Si tan solo hubiese tenido valor, y le hubiese hablado antes, seguramente Baian no estaría en este estado ahora. Un trago amargo cubrió mi boca y decidí continuar caminando.

El pequeño de Baian venía con nosotros, a escasos centímetros y bien sujeto de la mano de su progenitor. Intentaba valientemente llevar el mismo paso que yo imprimía, así que al darme cuenta del esfuerzo que estaba haciendo ese niño, tuve que desacelerar un poco.

Baian pareció agradecido por ello. Aún envuelto en mi ropa, temblaba ligeramente y sin duda le estaba costando mucho mantenerse en pie. Podía estar seguro que su condición era delicada, solo bastaba con darle una mirada a sus heridas.

-¿Todo esto te lo hizo ese tipo Isaac?-

Se me escapó en un susurro rabioso, pero lo Verti al oído de Baian, evitando que el niño me escuchará.

No necesitaba una respuesta, pero Baian asintio débilmente. No quería verme a la cara.

-Baian, ¿Me recuerdas?-

Pregunte casi en súplica y al parecer aquél Chicó se mostró sorprendido y dirigió de forma disimulada su mirada hacia mi. El contacto no duró mucho, bajó nuevamente la mirada y volvió a asentir.

-un cafe, cargado, con dos de azúcar, una orden del número uno y media docena de rosquillas para llevar...-

Fue su respuesta y yo no pude evitar el sonreír. Al parecer después de todo, si notaba mi presencia.

-Tu Alfa no te tenía marcado. ¿Me equivoco?-

Sentí su cuerpo temblar al escuchar esas palabras.

Baian se detuvo y ligeramente giro su rostro hacia mi. Tengo que reconocer que me afectó ver lo poco y nada que quedaba de las miradas que antes me dirigía. Ahora con los ojos hinchados y con el rostro magullado, parecía una persona distinta.

-Is... Isaac jamás me ha marcado...- su voz se quebrada y llena de dolor por verse en ese estado- El... El nunca lo hizo, decía que jamás se amarraria a un Omega-

Al terminar la oración se desenredo de mi cuerpo para abrazar al niño que se aferraba a su mano.

- Isaac decía que Shun era un error... Pero que le sacaría provecho de todas formas...- revolvió el cabello del pequeño con las pocas fuerzas que le quedaban- Por favor se lo ruego, llévese a Shun lejos. No deje que Issac lo encuentre. Salvé a mi hijo... Salvelo a el antes que a...-

Baian no pudo continuar, tosió y algo de sangre abandonó su boca. Lo vi intentando cubrirse, para no asustar al niño, pero sin duda no podía más. Perdió el conocimiento y a tiempo reaccioné para no dejarlo caer al piso lo levanté en mis brazos y el niño empezó a llorar en silencio.

No tenía como cargarlos a ambos, pero tenía que buscar atención médica lo más pronto posible.

-¡Ey escúchame!- le dije al niño quién se cubría el rostro con ambas manos- necesito tu ayuda-

DOMINUS ☑️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora