DOMINUS ☑️

18

Sasha insistió en salir a cenar. Bien pude ordenar comida y tener una tranquila velada en mi departamento,pero no. Ella tenía otros planes. Alegó que nunca salíamos juntos y que sería bueno para Shun tomar algo de aire.

Claro que primero tuvimos que pasar por el centro comercial, donde Sasha se tardó un par de horas en escogerle ropa al niño. En la tienda que entramos, los empleados se mostraron algo sorprendidos ante la presencia de Sasha y el pequeño.

Olvidé un detalle importante, el niño es un Omega.

Una de las empleadas de la tienda no resistió el impulso y le pregunto a Sasha si estaba segura de que quería comprarle ropa a Shun.

-apenas entre fuí muy clara con mi pedido-

Le respondió a la anonada vendedora

-si tengo que repetirtelo me voy a incomodar lo suficiente con tu cara y no vas a volver a trabajar en esta ciudad, cariño. Ahora ve allá dentro y tráeme la talla que te pedí-

Y con esto, Sasha le cerró la boca al resto de la tienda. Nadie más se atrevió a cuestionarla, si no que hicieron oídos sordos y voltearon la cara para ver a otro lado. Mi madre se salió con la suya y abandonó el establecimiento, con un niño Omega vestido como si fuera un Alfa.

Al ver a Shun, no pude evitar en pensar en el imberbe de Sorrento. Seguro andaba por ahí, vestido con ropa ajena, aparentando lo que no era y hundido hasta el cuello de problemas.

Ahora en el restaurante que Sasha eligió, estábamos los tres intentando pasar un buen rato.

Shun nunca había pisado un lugar como este y se veía bastante nervioso. Quería estar en mis brazos todo el tiempo.

Sasha encontró eso "tan adorable" y a mi se me fue el apetito. Valgan verdades, no me he sentido bien desde que llegamos.

Algo hay en el ambiente que me indispuso apenas cruce la puerta. No estoy seguro de que es, pero no veo la hora de volver a mí departamento. Necesito tomar un baño y despejar mi mente. Ha de ser el estrés que traigo encima. Tengo mucho trabajo por hacer, pero no sirve de nada preocuparme por eso ahora.

Sasha le estaba enseñando al niño a usar los cubiertos, cuando decidí retirarme un momento. Mi madre me observó extraña, pero no dijo nada.

En cambio, me sentí en la obligación de decirle que iba al baño a mojarme la cara.

En definitiva, el ambiente me tiene incómodo.

Hay algo que me pone así, dentro de estas paredes.

No sé porque, pero mi cuerpo se inquieta. No tengo tiempo para pensar en tonterías. Quizá fue una mala idea venir a este restaurante. Pudimos ordenar comida, pero para Sasha es casi una blasfemia.

La ansiedad me agobia, mi cuerpo me está pidiendo algo y es bastante claro con ello. Hay algo en el ambiente, hay un maldito olor a...

-¡Sorrento!-

¡Que carajo! ¿Acaso está ciudad no es lo suficientemente grande para que nos encontremos aquí?

Ese era Sorrento, sin lugar a duda. Su mismo rostro altivo, sus ojos rosados, su piel sedosa, su cabello Lila, el maldito olor a Omega que me vuelve loco y me revuelve la sangre. Por supuesto, no podía ser de otro modo. Justo tenía que encontrarme con el en este preciso lugar.

Ahora se me queda viendo y se ve distinto. No, ese no es el Sorrento que yo conozco. Algo le sucede. ¡Algo le sucede maldita sea! Ese olor no solo es de Sorrento.

¡Por supuesto! ¡Tenía que ser!

No, ni debería sorprenderme.

-Kanon... ¿Que haces aquí?-