【AU】【Lenguaje vulgar】
Han pasado millones de años desde el deterioro del planeta Tierra y desde su lenta restauración. El mundo parece haberse reiniciado. Nuevas almas nacen, así como las viejas reencarnan. Incluso las antiguas bestias del pasado de...
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Por supuesto que no iba a decirle.
Urie respondió eufórico: —¿Qué te importa? ¡Avancen!
Y en cuestión de segundos, el relinchar de los caballos hizo eco en la solitaria noche de luna, indicando la partida de las tres almas.
Al primer día transcurrido, Urie recobró el ánimo para escribir un plan semiperfecto para la cacería. La mayor parte involucraba a Mutsuki como cabeza principal. Sin embargo, aún le faltaba desarrollar movimientos seguros para ella, sin que tuviera que ser demasiado violenta y a la vez sea suficiente para satisfacer su espíritu lleno de adredalina.
Aunque... ¿cómo aceptaría ella esto? Estaba seguro de que, apenas sienta un instinto asesino a sus espaldas, se pondrá a la defensiva y terminará por olvidar el plan original, atacando sin pensar en los daños posteriores.
Urie suspiró.
De alguna manera, terminó por perderse entre sus pensamientos.
Hace seis años, la situación era mala en la frontera, el bando de Nimura hacía demasiados problemas, ocasionando el decline de los mercados por varios intentos de apropiación territorial, piratería y tráfico de fragmentación lunar. Nadie sabía cuáles eran sus motivos reales para ser un dolor de bolas tan perseverante.
Tenía ideales que contradecían todas las reglas establecidas con los años por los superiores, arrastrando consigo a múltiples Estrellas rebeldes inconformes a su bando que opinaban como él.
Además, pese a que en los ojos de los civiles con una moralidad íntegra él era un payaso cualquiera, otros opinaban diferente.
Las constelaciones y Estrellas rebeldes no conocían a Nimura por ser un tipo que gusta de causar problemas a la sociedad entera, sino porque, a sus veintitrés años de edad, él derrocó la jerarquía en Dong Ying, eliminando a los Washu para establecer a los Nimura en su lugar. Una hazaña increíble como espantosa.
Los Washu no eran una cosa para bromear en su debido tiempo. Nadie tenía quejas sobre ellos, ya que su forma de juzgar y asesinar cruelmente, traía un equilibrio constante al país. Porque, de la misma manera que existía el respeto, también existía temor. Y Furuta arremetió contra ellos como quien dice soplando el polvo sobre la mesa, como si la jerarquía de los Washu no fuera nada.
Afortunadamente, Eto Yoshimura y Kishou Arima se hicieron cargo de que no consiguiera establecerse en el imperio.
Estos últimos eran figuras reconocidas por tener una extraña amistad-rivalidad en el mundo militar. Eran bandos pequeños, pero de gran influencia. No solían causar problemas con sus movimientos, por lo tanto, los Washu jamás hicieron nada para eliminarlos del camino.
Solo que de estos dos, Kishou Arima era el único favorecido. Él tenía la aprobación del emperador Washu para trabajar como una Constelación en la superficie sin antes haberse unido a las tropas de práctica, y sin haber acumulado más de tres emblemas de rango en la academia. Incluso tenía permitido entrometerse en las misiones de las Constelaciones mayores con su propio equipo detrás de él.
