Capítulo 11) Anhelando

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—Olvídalo, estoy siendo ridícula

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—Olvídalo, estoy siendo ridícula.

Fueron dos segundos exactos de shock y otros cinco en los que nadie dijo nada.

Es una habitación pequeña, no es suya y nada de lo que está aquí le pertenece. Urie es ingobernable y ha visto lo formidable que es en el campo. Tan feroz y espléndido. Simplemente no podía creer lo que decían en la otra habitación. Vino con expectativas bajas y fue remunerada con mucho más que expectativas.

Urie es increíble, él tomó las pinturas y los pinceles del anciano de esta casa y usó sus lienzos viejos. Sus manos crearon bellezas insuperables. Nunca lo había visto tan relajado, apasionado y feliz. Esas manos cubiertas por guantes oscuros que ocasionalmente sostienen una espada y entregan golpes letales, pueden danzar con maestría sobre el lienzo en blanco y ser tan suaves como el tacto de una pluma aterrizando en el suelo. Es hermoso.

Hasta que tuvo que hacer ruido. Su idea era retirarse sin hacerse notar, pero esta choza era más vieja que cualquier anciano del consejo político en el Palacio real, por lo que al retroceder hizo un sonido chirríante que detuvo el suave tarareo de Urie y sus constantes movimientos en el lienzo. No supo qué hacer. Tenía casi quince minutos mirándolo desde el marco de la habitación sin puerta. Tenían cerca de tres años de amistad, él podía dejarlo pasar ahora. No obstante, tampoco era una opción no explicarle. Fue así como tontamente dijo: “Lo haces muy bien, ¿por qué no me lo regalas?”

Mutsuki necesitaba un lugar en donde pudiera enterrarse y no ser encontrada nunca más. Qué basura fue eso. Muy vergonzoso, y sonó en serio.

—No lo es. Te daré un rollo.

Tan fresco. Él sigue teniendo esa cara de póker, no sabe si lo ha perturbado o no, pero su experiencia con Urie le asegura que al menos no está enojado y lo dice en serio. En este punto también se quedó sin palabras. A penas se las arregló para preguntar con la estupidez en su mejor punto.

—¿Un rollo?

No dijo nada. Urie solo olvidó que tenía un delantal puesto y pausó su actividad principal para ir por un tubo largo de bambú amarillento. Con su mano libre lo sostuvo y se lo entregó. A simple vista parece haber tomado cualquier cosa, pero Mutsuki tampoco podía ser tan pesimista y pensar que Urie sería tan cruel para darle algo sin saber lo que contiene. De seguro tiene que ser igual de hermoso como lo que hay en el cuadro que está trabajando. Mutsuki lo tomó con vergüenza y un aprecio escondido.

—Tiene las medidas exactas para enmarcarse. También tiene la base protectora puesta, la pintura no se dañará mientras está ahí dentro.

Ah, Mutsuki no sabía si reír o llorar. ¿Le está sugiriendo guardarlo o enmarcarlo? Lo más probable es que ambas. Aún no pueden establecerse. Quizás cuando lo hagan, decida comprar un marco muy bello.

Ahora que sabe que a Urie le gusta esto, se animó a halagar y hacer unas cuantas preguntas.

Primero halagó: —Me gustará si lo has hecho o elegido. Confío en tus gustos y en tu talento. ¿Cómo es que nunca te he visto hacer esto en otro lado...?

Factura tardía 【Mutsurie】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora