Mónica...
Había decidido que necesitaba comenzar a salir no en plan citas, pues aun no estaba lista para eso, pero quería salir con mis viejas amigas, comprar ropa sexy y casual, comer en lugares lindos, salir a comer para ponernos al día.
Todas esas cosas que había dejado en segundo plano al casarme y plantearme la idea de ser madre. Y también quería darles privacidad a Damián y Gabriela, que pasaran la tarde y noche sin mis intromisiones.
Así que el viernes por la tarde salí con Ana, habíamos sido amigas durante la preparatoria y nos distanciamos un poco por la Universidad, pero siempre me había encantado hablar con ella.
Era una mujer honesta, no se andaba con rodeos para decirte algo y muy directa, por eso confiaba en ella para que me dijera que pensaba de mis planes. Gabriela era igual de honesta, pero solía ser más aprensiva con las personas y seguro me diría que no hiciera sufrir a Esteban. no por él, si no porque Gabriela era muy dulce para desear hacer sufrir a alguien.
-Ahora que eres soltera de nuevo, deberíamos salir como en la preparatoria.—Comentó mientras veíamos lencería en Vicky Form Puebla, una pequeña pero hermosa tienda del centro.—Aunque con tus elecciones hasta ahora diría que ya tienes puesto el ojo en algún chico del pueblo.—Añadió divertida.
Rodeé los ojos pero sonreí, no había comprado lencería provocativa desde hacía meses. Quizás un año. Pero la ropa que había elegido ahora tenía un propósito especial y Ana no estaba muy alejada de la realidad, planeaba usar todo eso para distraer a cierto hombre del pueblo.
-Solo intento hacerme sentir mejor después de un terrible divorcio.—Respondí con inocencia, ella sonrió aún más.
-¿Terrible divorcio? Escuché que destrozaste a tu ex marido.—Sonreí un poco, lo había hecho pero en verdad las propiedades y bienes eran lo de menos, solo era un medio para un fin.
-No lo destrocé, solo hice cumplir el contrato que hicimos antes de casarnos. Si hubiera sido una separación por decisión de ambos, no hubiera perdido tanto como lo hizo.—Respondí y elegí un modelo de tanga y sostén blanco.
-Amo a Mónica vengativa, creo que todos nuestros compañeros de preparatoria te recuerdan por eso.—Añadió divertida.
Quizás en mi adolescencia era un poco más vengativa que ahora, con los años me había vuelto más tranquila y menos problemática, pero ahora estaba a mi límite y pensaba volver a mis viejos juegos.
Tomé otro par de conjuntos, terminé comprando 10 de los más bonitos y tentadores que había encontrado. Ana también se había llevado algunos, después fuimos a una tienda de ropa. necesitaba trajes de oficina y unos cuantos pantalones de mezclilla.
-¿Estás segura de trabajar con él? En especial en el Rancho, ¿Qué pasaría si llegas y lo encuentras con su zorra?.—Lo había pensado muchas veces pero en verdad por esa chiquilla no iba a detenerme.
-Estaré bien, bueno quizás en mi interior estaré pensando en arrancarle las extensiones y golpear sus huesudas nalgas con implantes. Pero soy educada.—Sonrió divertida y asintió.
-Tú solo dilo y la golpearemos hasta que todo el plástico que tenga puesto empiece a verse como una papa aplastada.—Sonreí y negué, nunca habíamos golpeado a alguien en realidad, pero siempre bromeábamos con eso.