Mónica...
La mañana siguiente desperté al estirar mi brazo y sentir a alguien del otro lado de la cama. Tardé unos segundos en recordar lo ocurrido y me senté casi de un salto, cubriéndome con la sábana que había tomado la noche anterior. Él estaba profundamente dormido y desnudo a mi lado.
Con mucho cuidado me puse de pie y, en tiempo récord, me arreglé para ir al trabajo. Necesitaba salir de ahí antes de que él despertara y quisiera que habláramos de todo el tema.
Tomé mi bolso, mis llaves, el celular y, cuando creía que lograría mi cometido, abrí la puerta para encontrarme con Esteban a punto de tocar. Abrí la boca soltando un leve jadeo de sorpresa, seguramente era la única mujer en el mundo que salía a hurtadillas de su casa para que el hombre con quien había pasado la noche no la viera y se topaba con su exmarido en pleno escape.
-Esteban.―Exclamé sosteniendo la puerta con fuerza. Él me dedicó una mirada intensa, como si no comprendiera mi estado.
-Mónica...―Me tensé por completo al escuchar a Samuel llamarme. Miré por encima de mi hombro, solo se había puesto ropa interior para bajar y parecía más dormido que despierto.
Al mirar de nuevo a Esteban él tenía la mirada clavada en mí, las manos hechas puños y parecía que acababa de ver la peor blasfemia frente a él.
Sabía que no había hecho nada malo, solo éramos dos adultos solteros que habían pasado la noche juntos. pero aun así no me sentía cómoda con toda la situación. Sentía que mi cabeza explotaría, aunque eso probablemente era solo la resaca.
-Ya veo por qué necesitabas llegar lo antes posible el otro día.-Murmuró Esteban con un tono de voz que no dejaba dudas de que estaba furioso.
No me sentía mal por él era lo último que me importaba, aunque aquello no era parte de mi plan para lastimarlo. Mi cabeza solo podía pensar en que eso pondría todo incómodo entre Samuel y yo, Gabriela tarde o temprano se enteraría y querría saber si era algo serio o algo de una noche.
Se me estaban yendo muchas cosas de las manos y necesitaba algo que me sostuviera al piso, solo conocía a una persona que podía ayudarme con ello.
Cerré la puerta tras de mí y miré a Esteban fijamente, no iba a darle el placer de ver lo ansiosa que estaba con el tema, porque seguramente pensaría que era por él.
-Cada quien tiene sus prioridades Esteban, lamento que mi prioridad número uno haya sido venir a mi casa a pasar la noche con mi invitado y no quedarme con el idiota de mi ex a cenar y hablar sobre su zorra de turno.-Respondí con firmeza y comencé a caminar a mi auto.
Él me detuvo del brazo, pero lo sacudí haciendo que me soltara; la última vez me había besado y no se lo permitiría de nuevo. Me giré a mirarlo y nos quedamos así por largos segundos, no estaba para soportar sus celos estúpidos.
-¿Así que para superar el divorcio te acuestas con cualquier idiota que te dice cosas bonitas?.-Preguntó furioso.
-Solo sigo tu ejemplo, Al parecer a ti te funcionó muy bien acostarte con otra para superar el divorcio, incluso antes de pedirlo. La única diferencia es que yo no me fuí por alguien que solo es una niña jugando a ser mujer como tú, sino algo mejor de lo que dejé atrás.-Afirmé. Él me miró un tanto sorprendido y dolido, pero pronto volvió a la mirada de enojo que tenía antes.