Capítulo 10

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Mónica...

Aún cuando había usado todo mi autocontrol para no corresponderle y no entregarme a sus labios como solía hacerlo, no pude usarlo para impedir que al llegar a mi casa y resbalar contra la puerta, mis dedos tocaran mis labios. Había pasado tanto desde la última vez que él me había besado, que la sensación de sus labios sobre los míos era algo casi nuevo y no podía negar que una parte de mí lo había deseado por mucho tiempo.

Una parte de mí aún no dejaba de amar a Esteban Martínez.

Cuando logré recuperarme de mi letargo decidí olvidar el tema, no me servía de nada tener rondando el recuerdo de ese beso sobre mí. Esto no era parte de mis planes y no pensaba dejar que él viera lo mucho que podía llegar a descontrolar mis sentidos.

Debía admitir, que dejando de lado lo que podía sentir por él, era un punto a mi favor. él me había besado no yo a él, así que él aún sentía algo por mí. Además podía notar por sus preguntas y su mirada que se moría de celos ante la idea de verme con Samuel de nuevo; lo que me recordó lo que le había dicho. No había mentido del todo Samuel siempre me había parecido un hombre muy atractivo y siempre me hacía reír, recordaba que en algún momento, cuando apenas llevaba unas semanas con Esteban  él apareció para visitar a Gabriela y sentí mariposas solo de verlo; pero mi amor por Esteban había sido mucho más grande de lo que había llegado a sentir por Samuel.

Ahora no estaba segura de qué pasaría si esa situación se presentaba. si Samuel fuera un posible hombre en mi vida, al menos como algo más que un amigo. Él siempre había sido una especie de amor platónico y Esteban había roto la confianza que había puesto en él, quizás si eso llegaba a suceder me encontraría en una encrucijada.

Esa noche no pude dormir mucho, tenía mucho en la cabeza y mis planes de mantener alejados los recuerdos del beso se fueron desvaneciendo durante la madrugada; así que al día siguiente tenía unas grandes ojeras y un terrible dolor de cabeza. Me arreglé lo mejor que pude y me preparé una enorme taza de café. estaba por llamar un taxi cuando alguien se presentó en mi puerta, dejándome sorprendida con su presencia en mi casa tan temprano y con sus intenciones de llevarme al trabajo.

Esteban...

Había pasado la noche en vela, pensando en lo ocurrido con Mónica. Lo que quizás sería nuestro último beso había sido bastante revelador, al parecer ella no me era tan indiferente como yo creía.

Debía comenzar una lista de las cosas en las que estaba equivocado respecto a ella.

La Primera: era que ella tenía un cuerpo que podía volver loco a cualquier hombre y me incluía entre esos hombres.

La Segunda: Mónica aún despertaba deseo en mí.

Debía admitir que ese simple beso había despertado algo en mí que creía olvidado, quizás después de tanto no se podía olvidar o dejar de lado los sentimientos así nada más. Yo había amado a Mónica por mucho tiempo, mientras que a Alejandra no podría siquiera decir que le tenía cariño.

Desperté extremadamente temprano o más bien me levanté, porque no había dormido demasiado. Cuando pensé sería una hora apropiada, me arreglé para ir recoger a Mónica para llevarla al trabajo, necesitaba pedirle perdón o quizás solo verla.

Pero al llegar a su casa, ya había un auto estacionado frente a esta. Por lo que ella había dicho aún no tenía auto, así que no era suyo, tampoco era el de Gabriela o el de Andrés. Dejé la camioneta lo suficientemente alejada para que no la vieran, pero si lo suficiente cerca para poder ver quién salía con ella de la casa.

Entre Pasión y TentaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora