Capítulo 13

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Mónica...

Al despertar sabía perfectamente dónde estaba y con quién. Sabía que lo había arruinado, pero en verdad eso era lo que quería hacer la noche anterior, así que no me las iba a dar de santa cuando no lo era.

Sabía que esto traería consecuencias, pero quien no se arriesga por algo que quiere es peor que el que se arriesga de más. Al menos yo pensaba eso y la noche anterior había querido estar con él.

Éramos adultos, no era una adolescente enamorada del idiota que le rompía el corazón… Bueno, quizás una parte de mí lo era, pero no esperaba gran cosa después de la noche que pasamos. No quería que me dijera palabras cursis o me convenciera de que iba a cambiar, solo era sexo entre dos personas con muy buena química en la cama.

Mientras él dormía, comencé a buscar mi ropa, necesitaba un café y un baño. Al terminar de ponerme el brasier, sentada en la orilla de la cama, y estirarme para tomar mi vestido, lo encontré roto en dos partes. Fruncí levemente el ceño, Esteban no había roto mi ropa desde…

Entonces recordé que yo se lo había pedido, bueno, quizás no tenía todos los detalles de lo que había dicho y hecho la noche anterior. Ahora no tenía ropa para cambiarme y tenía que llegar a mi casa, ni siquiera traía mi auto.

Comencé a mover a Esteban por el hombro sentándome sobre mis rodillas y mirándolo fijamente.

-Esteban ―murmuré moviéndolo, había olvidado lo difícil que era sacarlo de la cama.—¡Esteban!.—Grité un poco más alto, él estiró su brazo medio dormido, medio despierto, me jaló hacia él y, cuando me tuvo cerca, cubrió mi boca con su mano libre.—¡Esteban!.—Exclamé indignada.

Mordí su mano y él se alejó sorprendido.

-¡Mónica!.—gruñó sentándose en la cama y pegando su mano a su pecho.

-Debo ir a casa y debes llevarme. Rompiste mi vestido, así que…—Comencé con mi largo discurso y él sonrió de lado.

-Lo rompí porque tú me lo pediste, cariño.―Mis mejillas se tiñeron un poco, pero rápidamente volví a mi rostro tranquilo, no iba a darle importancia, ni buena ni mala, simple sexo.

-Necesito cubrirme a menos que quieras que salga así hasta la camioneta.—Respondí señalando mi desnudez. Solo llevaba ropa interior, así que cuando me vió frunció el ceño y se levantó, dándome una buena vista de su cuerpo desnudo. Entró al closet y sacó una camisa y un pantalón negro.

Le sonreí como agradecimiento y mientras terminaba de vestirme, él entró a buscar algo para él. Tomó prácticamente lo mismo, solo que lo suyo era más grande, suponía que me había dado lo más pequeño que había encontrado entre su ropa.

Terminamos de vestirnos y salimos de la habitación.

Apenas salimos de la casa sentí las miradas de algunos peones bastantes sorprendidos de verme ahí a esas horas, pero las evité y subí a la camioneta.

Durante el camino, Esteban sonreía cada vez que me miraba y yo rodaba los ojos y él sonreía aún más. Al estar frente a mi casa, me despedí y cuando estaba por bajar, me atrajo del brazo para estampar sus labios sobre los míos.

-Debo irme.―murmuré sobre sus labios. Él intensificó el beso y casi me obligó a corresponderle. Me alejé y volví a rodar los ojos.— Esto no se va a volver costumbre, fue cosa de una vez.—Añadí mirándolo a los ojos, él asintió pero no quitó la estúpida sonrisa de sus labios.—¿Por qué sigues sonriendo?

Entre Pasión y TentaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora