Algo en común

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Un clima tenso comenzó a formarse a nuestro alrededor. No podía predecir cuál sería la reacción de Byakuya-sama ante la postura que yo había asumido; solo sabía que no permitiría que lastimara a ninguna de las personas que estaban allí.

---Amaya, viniste a ayudarme. Gracias ---dijo Ichigo a mis espaldas---. Pero ahora, necesito que te apartes. Tengo que derrotar a este tipo.

Me volteé lentamente hacia él y recorrí los escasos pasos que nos separaban. Mi expresión era neutral cuando estuve frente a frente con el joven, por lo que este no se esperaba la palmada que le asesté en la cabeza.

---¡¿Pero qué haces, Amaya?! ---rugió Ichigo, arrugando la cara y frotándose el sitio golpeado---. ¡Eso dolió, maldita!

---¿Tú estás idiota o qué? ---le repliqué molesta, con los labios fruncidos y el ceño contraído, apoyando mis manos sobre las caderas e inclinándome hacia él---. ¡Acabo de curarte heridas muy graves! ¡No estás en condiciones de pelear ahora mismo!

---¡Pero..., yo tengo que salvar a Rukia! ---enfatizó Ichigo con una mirada que desbordaba una obstinación difícil de rebatir.

---¿De veras? Yo nunca he visto a un muerto salvar a nadie ---le espeté con una nota de burla en mi voz---. El que quiera salvar a alguien, debería empezar por cuidar de sí mismo. No arriesgues tu vida imprudentemente, no arrojes tus posibilidades por un acantilado. Si te permites morir aquí, ¿quién salvará a Rukia-chan?

Noté en el brillo de su mirada que mis palabras le habían llegado. Sus hermosos ojos se abrieron de par en par y una expresión de profunda impresión acudió a su rostro.

---Amaya-kun... ---escuché que musitaba en ese momento la voz del capitán de la Treceava División, quien permanecía como un atento espectador de aquella escena.

---¡Hola, Ukitake-san! Es raro verte por aquí ---le saludé con sorprendente naturalidad, notando cómo su mirada se fijaba con insistencia en Ichigo---. Por la expresión de tu rostro, supongo que has pensado lo mismo que yo. ¿Cierto?

---¿Ese hombre también es un capitán? ---me preguntó Ichigo, mirando a Ukitake-san.

---Sí, pero no te preocupes ---le tranquilicé---. Ukitake-san es el hombre más justo que conozco y el superior directo de Rukia-chan. No intervendrá, te lo aseguro.

---Katsumi Amaya, estás cometiendo un acto de traición con tu proceder ---intervino Byakuya-sama, observándome con dureza.

---Amaya, ¿tanto conoces a este tipo? ---volvió a indagar el joven shinigami, quien ahora estaba a mi lado.

---Bueno, en estos momento me gustaría poder decirte que no ---respondí, devolviéndole a Byakuya-sama la mirada acerada que él me había dirigido antes.

---¡Amaya-nee-san! ---vociferó Rukia-chan, quien hasta ese instante se había limitado a mirar nuestra pequeña discusión con un notorio aire de estupefacción---. ¡¿Qué estás haciendo?! ¡Tienes que detener esta locura!

Haciendo gala de mi habilidad con el shunpo, me coloqué frente a Rukia-chan de un solo paso, procurando dotar a mi rostro del gesto más severo posible. Sin que nadie lo esperase, levanté mi mano y la hice caer sobre la mejilla izquierda de Rukia-chan en una bofetada que la estremeció.

---¡¿Q... Q... Qué estás haciendo, nee-san?! ---protestó Rukia-chan con energía, sobándose la mejilla adolorida.

Lucía enfadada, extrañaba esa fuerza de carácter tan típica de ella.

---¡Esa es mi línea! ---grité con las manos en mi cintura, fingiendo enojo---. ¡¿Qué estás haciendo?! ¡¿A qué viene esa actitud de "Me resigno a mi suerte y quiero que mis amigos me abandonen"?! ¡Ichigo se está esforzando al máximo para salvarte! ¡Lo menos que puedes hacer es luchar tú también! ---Coloqué mis manos sobre los hombros de mi amiga con una sonrisa amable y suavicé mi tono de voz---. Si ahora no puedes empuñar un arma, ¡entonces empuña tu voluntad de vivir!

Melodía salvaje, lluvia nocturna [Bleach- Fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora