Vizards

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Tras la partida de ambos enemigos, intenté acercarme a Ichigo, quien estaba inclinado junto a Rukia-chan con los ojos más tristes que yo recordase haber visto alguna vez.

---Ichigo... ---lo llamé algo cohibida, no muy segura de lo que debía decirle.

---Déjame ---dijo en un tono helado, tomando a Rukia-chan y desapareciendo del lugar usando un shunpo.

Tenía una clara idea de adónde iría, por lo que no dudé en ir tras él. Con unos pocos pasos, llegué justo a ese sitio. En efecto, Ichigo estaba junto a Orihime-san, quien se encontraba curando las heridas de Rukia-chan, Rangiku-san y un malherido capitán Hitsugaya, así como las de él. Aún con su poder, era un trabajo muy pesado para ella, así que la ayudé con el proceso de sanación de Rukia-chan y del capitán Hitsugaya, que eran los que yacían inconscientes. Sin embargo, cuando traté de hacerlo con Ichigo, él se apartó todas las veces que quise acercarme. No me concedió una palabra, ni siquiera una mirada, mientras volvíamos a su casa. Rukia-chan le había echado un buen regaño apenas se recuperó al ver esa tristeza que no se borraba de sus ojos, pero esta vez no funcionó. Ella se separó de nosotros para acudir a la tienda de Kisuke-san para hablar sobre el problema de Ichigo. Él y yo seguimos camino a su casa sin más vacilaciones. El férreo silencio que nos envolvía no disminuyó cuando llegamos a nuestro destino. Al parecer, Isshin-san y las niñas ya estaban durmiendo.

---¿Vas a ignorarme por el resto de la noche? ---bufé molesta apenas entramos en su habitación, él continuó sin hablarme---. ¡¿Por qué diablos estás enojado conmigo?!

---En ese momento... ---murmuró tras sentarse en la cama, dándome la espalda---. Me trataste como a un cobarde.

---¡No digas eso! ---dije con dulzura, tratando de conciliar la situación---. Esa no era mi intención.

---Dijiste que no podía luchar. ¡Que no podía luchar porque tenía miedo! ---rebatió alzando la voz con alteración.

---Es que era cierto.

---¡Te equivocas! ¡No quiero... no necesito que me protejas! ¡Claro, como has recuperado tu reiatsu, vienes a lucirte con tus magníficos poderes! ¡¿Te crees la gran cosa, verdad?!

Suspiré con algo de pesadez por semejante rabieta sin sentido de su parte, aunque trataba de entender su actitud.

---No caeré en una provocación tan infantil. Pero, tal vez tengas razón en lo primero. No necesitas mi protección, sino mi ayuda. Te prometo que descubriremos juntos la forma de controlar a tu hollow interno, Ichigo.

Mi tono amistoso buscaba suavizar lo que sucedía y fui a colocar una mano sobre su hombro para confortarlo, pero sus frías palabras me detuvieron.

---Vete. Esto no es de tu incumbencia. Yo mismo me encargaré de mi hollow interno. Ahora vete y déjame solo.

La seriedad con la que hablaba provocó una triste sensación de frialdad dentro de mi pecho. A la vez, también estaba enojada y decidida a no rebajarme más tratando de mostrarle una compresión que él no sabía apreciar. Después de todo, yo era una princesa, educada para mantener la cabeza en alto en todo momento.

---Entendido. Regresaré a la Sociedad de Almas y no volveré nunca más.

Él ni se inmutó ante mis palabras. Me marché de aquella casa sin molestarme en mirar atrás. Pese a tener una postura erguida y segura, no pude evitar que mis ojos se cristalizaran.

《Tratar de proteger a un guerrero en el campo de batalla equivale a menospreciar su orgullo》, me había dicho Byakuya-sama en una ocasión y, por primera vez, comprendía el significado exacto de esas palabras.

Melodía salvaje, lluvia nocturna [Bleach- Fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora