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Tal y como habían acordado, Marinette salió en dirección a su apartamento para reunirse con su de aquí en adelante compañero. Aprovechó el paseo para despejar la mente y quitarse esa sensación de mierda que la inundaba, disfrutando del sol que brillaba a esas horas de la mañana.

Había echado de menos dar una vuelta por las calles de la bella París. Unas calles que lejos de estar concurridas, solo unos pocos las recorrían ataviados con mascarilla y guantes.

La situación era de lo más extraña, pero por el momento, era lo que tocaba vivir. Después de pasar una de las principales avenidas, llegó a su vecindario. Vislumbrando su bloque a unos metros de distancia.

Intentaba no lucir decaída y serenarse, pero le era difícil. Pensar en la conversación de Adrien con su mejor amigo la tenía por los suelos, y por más que luchara porque no le afectara, la verdad era que sí lo hacía.

Una vez en el edificio subió en ascensor hasta su planta, vigilando tocar lo menos posible con los guantes, además de no arrimarse a las paredes u otras superficies. Y es que había llegado a tal paranoia que ya pensaba que con cualquier contacto podía contagiarse.

Cuando las puertas del elevador se abrieron, cruzó el largo pasillo para luego de sacar las llaves y poder irrumpir en su hogar. Prendiendo la luz del interior y deshaciéndose rápidamente de mascarilla y guantes.

Acto seguido, se limpió a conciencia en el aseo, soltando un largo suspiro al terminar y ver su semblante triste en el espejo.

- No pongas esa cara, no la mereces.

A los pocos segundos escuchó la puerta principal cerrarse, por lo que dedujo que su compañero ya había llegado y que, por lo tanto, ella debía apurarse en mejorar esa demacrada expresión de su rostro con una sonrisa forzada.

Respiró hondo un par de veces, acomodándose las ropas antes de ir hacia el recibidor con un talante más tranquilo y animado.

- Sí que has sido puntual.- comentó andando por el pasillo-. Pensaba que tardarías unos minu...

Sus palabras quedaron atoradas en su garganta. Deteniéndose de golpe al ver que el chico que aguardaba delante suyo no era quien esperaba.

Las facciones de su cara se desencajaron y el miedo la paralizó, haciéndola sentir ansiosa e insegura.

- ¿Qué estás haciendo tú aquí?- inquirió con un nudo en el estómago.

- Creo que eso ya lo sabes; vengo a hacer las paces... Por lo que pasó la última vez que nos vimos.- expuso con total tranquilidad-. Llevo unos días viniendo, pero hasta hoy no he podido dar contigo...- sonrió débilmente-. Por cierto, ¿dónde estabas...?

Ella lo miró inexpresiva, manteniendo la compostura.

- Eso a ti no te incumbe.

Luka no dio el brazo a tercer, avanzando un paso en su dirección.

- Es posible, pero igual me gustaría saberlo.- murmuró al mismo tiempo que se acercaba con parsimonia-. Quizás... ¿Estabas con tu nuevo novio?- ella tensó la mandíbula y arrugó el entrecejo-. Sí, seguramente estuvieras con él...- se detuvo a menos de un metro de distancia de su ex-. Es más, apostaría el cuello de que es el mismo tipo con el que me has confundido al oírme entrar...

- Luka, por favor...

- Sshh...- colocó un dedo sobre sus labios-. Tranquila, bonita...- deslizó una caricia por una de sus mejillas-. En parte lo entiendo...- la azabache lo observó confundida-. Tanto tiempo alejada de mi lado te ha hecho acudir en busca de consuelo a brazos de otro hombre...

🔞.Aᴅʀɪɴᴇᴛᴛᴇ.      •ᙓᥒᥴᥱɾɾᥲᑯᥲ ᥴoᥒ ຕɩ ᥱᥒᥱຕɩɠo•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora