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Durante una de las noches, Marinette se desveló de madrugada al sentirse nerviosa. No lograba conciliar el sueño, dando mil vueltas en el colchón mientras su compañero dormía plácidamente y ajeno al insomnio de la azabache.

Ya harta de no poder descansar, se sentó en la cama y frotó los ojos. Alcanzando después el móvil en la mesita de noche para revisar la hora, y de paso, tratar distraer su atención con las notificaciones de sus redes sociales.

Mientras ojeaba distractoramente la pantalla, Adrien se removió en su sitio, girándose cara a ella con una expresión apacible que hizo que la muchacha sonriera tenuemente.

Después de fijarse en cómo no había reacción por su parte, volvió a mirar el artilugio. En concreto abriendo su Instagram para perderse en las distintas fotografías que había subido a lo largo del último año y medio.

Se le hacía increíble ver los distintos momentos inmortalizados, deteniéndose al reconocerse en un selfie con Alya, donde ella lucía sus peculiares dos coletas.

Sí, recordaba ese día. Ése fue el día, o más bien, la noche en la que sus caminos se cruzaron; el de ella y el de... Adrien.

.........

Marinette estaba en la entrada del cine junto con su mejor amiga. Siguiendo sus específicas indicaciones, se vistió formal para causar una buena impresión al novio de la aspirante a reportera. Aunque tampoco entendía el por qué debía arreglarse para un primer encuentro amistoso.

- ¿Aún no llega tu chico...?- preguntó la de gemas azuladas, impacientándose al controlar la hora-. La película va a empezar en diez minutos...

- Créeme que estoy tan sorprendida como tú.- murmuró con pesadez, mirando de un lado a otro-. Me dijo que no tardarían...

- ¿Qué dijiste?- inquirió con incertidumbre y facciones inescrutables.

- Ah-eh... Que debe estar por llegar.- se corrigió algo nerviosa, luego alejándose hacia la calle-. Iré a ver si veo su coche, tú de mientras puedes ir comprando las palomitas.

- ¿Cómo...? ¡Pero Alya...!

Sus protestas quedaron suspendidas en el aire, vislumbrando a la morena escaquearse en cuestión de segundos y dejándola a solas. Soltó un bufido, echando un vistazo a su alrededor antes de dirigirse a la zona de bebidas y comida.

- Hubiera sido mejor idea ir a una cafetería...

Avanzó hasta la cola, esperando por su turno con una mueca de engorro. Entretanto, sus luceros escudriñaron el lugar, estudiando a los distintos asistentes. Sin poder evitar quedarse fijada al otear a un atractivo chico rubio ataviado con unos tejanos y camisa negra apoyado en una de las paredes.

Su mandíbula de seguro estaba por desencajarse y sus mejillas llameaban, sin ser capaz de quitarle la mirada a ese apuesto desconocido.

Cuando la trayectoria de sus focos interceptó la suya, Marinette sintió que le faltaba el aire. Sobre todo al darse cuenta de que él no parecía rehuirle y le sostenía el contacto visual en la distancia.

«¿Qué estás haciendo, Mari? ¡Deja de mirarlo!»

Parpadeó un par de veces y regresó la vista al frente, aguardando en la cola mientras se cruzaba de brazos y se removía ansiosa. Compraría las palomitas y regresaría a la entrada para reencontrarse con Alya. Sólo tenía que pensar en eso y nada más.

- ¿Eres la última?

Un escalofrío recorrió su columna al oír una aterciopelada voz proveniente de sus espaldas, virando despacio sobre su propio eje, hasta que sus zafiros conectaron de inmediato con las esmeraldas de aquel individuo que previamente había captado su atención.

🔞.Aᴅʀɪɴᴇᴛᴛᴇ.      •ᙓᥒᥴᥱɾɾᥲᑯᥲ ᥴoᥒ ຕɩ ᥱᥒᥱຕɩɠo•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora