Después de una comida más o menos tranquila, tanto Adrien como Marinette se dedicaron a ir cada uno por su propio lado. Ella estuvo en su habitación leyendo hasta bien entrada la tarde, mientras que su huésped se entretuvo viendo la televisión y revisando el móvil.
Las opciones eran limitadas en un piso de setenta metros cuadrados con una minúscula terraza en la que tomar un poco el sol, por ello ambos tenían que buscar alternativas por tal de no aburrirse.
Al acercarse la hora de la cena, la azabache dejó el libro en la estantería y tomó un nuevo atuendo del armario, luego saliendo al pasillo, donde en el acto se cruzó con su compañero viéndola extrañado.
La joven se lo quedó mirando durante unos instantes, fijándose en la ropa plegada que abrazaba contra su torso.
- ¿Puedo saber adónde vas?- preguntó ella ya a sabiendas de la respuesta.
- No creo que sea de tu incumbencia, pero igual es evidente que voy a darme una ducha.- enunció en un tono calmado.
- Ya, pues... Ponte a la cola.- advirtió con una mueca burlesca-. Antes voy yo, así que ya te estás regresando al sofá hasta que acabe.
- ¿Y eso por qué? Has tenido todo el día para meterte en la bañera.
- Lo mismo podría decirte yo.- replicó con desdén-. Además, esta es mi casa, ¡tengo prioridad!
- Prioridad...- repitió con una sonrisa guasona-. En serio... ¿No te cansas de discutir todo el rato?
- Yo no discuto, sólo te expongo las cosas tal y como son.- se colgó sus prendas en el hombro-. Así que, si lo que quieres es darte una ducha, tendrás que hacerlo después de mí.
- Dijo la marquesita...
- ¿Disculpa?- inquirió con voz cortante.
- Oh, perdona, quería decir, su majestad.- ella aseveró sus facciones, pasando por su lado con pasos firmes-. ¿Princesa?- no hubo respuesta a sus ocurrencias que ella terminó por entrar en el cuarto de baño y cerrar la puerta a sus espaldas-. Menuda prepotente...
Entretanto esperaba por su turno, Adrien fue de nuevo hacia la sala de estar, dejando la ropa sobre el respaldo del sofá a la vez que merodeaba por la estancia estudiando el panorama.
No tenía mucho qué ver. Estanterías con libros y alguna figurita de porcelana, fotos de quienes debían ser sus padres, y... ¿Novio?
Se detuvo justo enfrente uno de los estantes, tomando una instantánea en la que una sonriente Marinette se abrazaba a un chico con pintas de músico rock.
«Nunca mencionó que estuviera saliendo con alguien...»
Examinó la fotografía con no demasiado interés, luego dejándola en su sitio y recorriendo con la mirada el resto de momentos inmortalizados que se exhibían en el mueble.
En verdad costaba creer que esa chica que se mostraba risueña y dulce frente a la cámara, fuera la misma gremlin con la que solía tratar.
- ¿Fisgoneando en mi ausencia?
Él se volteó al oír esa voz demandante proveniente del pasillo, vislumbrando a su anfitriona vestida con un vestido de estar por casa de color pastel y el pelo mojado cayendo en ondas sobre sus hombros.
Por un segundo perdió el mundo de vista, tratando ver a través de la tela de su atuendo los pechos que se marcaban por debajo.
«Idiota, céntrate.»
Sacudió la cabeza y avanzó hacia ella en una postura despreocupada.
- Sólo me fijaba en los libros que tienes en las estanterías.- murmuró en un tono apático-. Que, por cierto, son demasiado pastelosos para alguien como tú.
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🔞.Aᴅʀɪɴᴇᴛᴛᴇ. •ᙓᥒᥴᥱɾɾᥲᑯᥲ ᥴoᥒ ຕɩ ᥱᥒᥱຕɩɠo•
Fiksi PenggemarEn pleno siglo XXI un virus se expande por todo el mundo, provocando que la gente tenga que quedarse en sus casas para protegerse. ¿Quién diría que algo así podría llegar a ocurrir? En el mejor de los casos, uno se encierra con su pareja y/o familia...