Marinette se había mantenido aislada casi todo el día. Con la excusa de estar algo bajoneada, su compañero tampoco la hubo molestado, y ya hacia el anochecer sus ánimos se encontraban mucho mejor. Aún así, tenía que ver cómo se presentaba la situación de cara a la cena.
Se quedó mirando el móvil pensativa, permaneciendo sentada en la cama con una mirada abstraída. Después de un rato, escuchó unos golpes provenientes del pasillo que hicieron que se levantara con incertidumbre.
- ¿Marinette? ¿Vienes a cenar?
Ella se debatió indecisa, jugueteando con sus dedos.
- Este... Sí.- fue hacia la puerta, no pudiendo abrir al notar una presión en el pomo-. Pero, ¿qué...?
- Antes de salir, necesito que cierres los ojos.
- ¿Que cierre los ojos?- inquirió extrañada-. ¿Por qué?
- Tú solo hazlo.- la instó con impaciencia-. Confía en mí, Princesa.
La azabache frunció los labios, inspirando profundo antes de cerrar los párpados con resiliencia.
- Está bien, ya los he cerrado.
Adrien abrió desde fuera, luego vislumbrando a la chica de pie frente a él y tomando una de sus manos para guiarla con cautela.
- No los abras hasta que yo te lo diga.- advirtió a la vez que se posicionaba a sus espaldas, encauzando sus pasos hacia la sala de estar mientras sostenía su cintura.
- ¿A qué viene tanto misterio?- dudó con una risita nerviosa.
- Enseguida lo sabrás...- alentó susurrando sobre su oído de una manera que la hizo estremecerse, finalmente deteniéndose al llegar a la entrada del salón-. Listo... Ya puedes mirar.
Marinette se mostró algo susceptible, poco a poco abriendo los ojos y hallando un escenario de lo más insospechado. El sofá estaba apartado a un lado y el suelo adornado con una manta y platos con comida, todo iluminado con... ¿Velas?
El ambiente era de lo más íntimo y acogedor. Siendo una sorpresa que la chica no sabía cómo interpretar.
- Esto es...- murmuró a la vez que se aproximaba donde la cena estaba preparada-. ¿Qué es todo esto?
El muchacho la siguió con pasos tranquilos.
- Como estabas deprimida, pensé que algo así podría animarte...
Ella se dio la vuelta para mirarlo directamente a la cara, viéndolo ataviado con una camisa negra que le daba un aire de lo más seductor y atractivo, que casi la hizo apartar la vista al suelo.
- A-así pues... ¿Hiciste todo esto por mí?
- Eres mi compañera y estabas triste.- comentó al plantarse frente a ella, tomando su barbilla y sumergiéndose en sus zafiros-. Tenía que intentar alegrarte un poco, ¿no crees?
La joven notó su corazón brincar bajo su pecho, sintiéndose inquieta y a la vez emocionada. No obstante, luchó por mantener la compostura y aparentar normalidad.
- En realidad no tenías por qué, pero... Gracias.- sonrió levemente, separándose después para agacharse al suelo en la zona habilitada para cenar-. ¡Has preparado quiche!- exclamó con entusiasmo, fijándose en cómo su compañero se acomodaba a su lado-. ¿En serio la has hecho tú?
- ¡Oye!- se quejó con una mueca guasona-. Ya te dije que sabía cocinar.
- Lo sé, pero... Sigue asombrándome.- suspiró, contemplando la pinta del manjar servido-. Menos mal que no somos pareja o tendríamos un problema.
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🔞.Aᴅʀɪɴᴇᴛᴛᴇ. •ᙓᥒᥴᥱɾɾᥲᑯᥲ ᥴoᥒ ຕɩ ᥱᥒᥱຕɩɠo•
FanficEn pleno siglo XXI un virus se expande por todo el mundo, provocando que la gente tenga que quedarse en sus casas para protegerse. ¿Quién diría que algo así podría llegar a ocurrir? En el mejor de los casos, uno se encierra con su pareja y/o familia...