Después de esa discusión venida de la nada, Adrien se vistió sin poder quitarse la duda de encima. ¿Qué diantres había ocurrido? ¿Cómo habían pasado del cielo al infierno en cuestión de minutos?
Podría quedarse sin saberlo y no darle más coba al asunto, pero la verdad era que aquello le sacaba completamente de sus casillas. Así fue que, después de pensar en qué hacer, optó por plantar cara al asunto sin andarse con rodeos.
Fue a buscar a su compañera, quien se encontraba bebiendo un refresco en la cocina.
- Vale, esta vez no te libras.- masculló el rubio en un tono impositivo, mirando con severidad a la joven-. Puedo estar habituado a tus constantes cambios de personalidad, pero este se lleva la palma ganadora, así que, o me das una buena explicación de por qué te has puesto de repente como a una fiera, o vas a tener que aguantar mi interrogatorio por horas.
Marinette puso la vista en blanco, dirigiéndose al extremo opuesto de la estancia con los brazos cruzados.
- Cuando quieres puedes llegar a ser muy pesado...- aborreció con una mueca de repelús-. Lo que ha estado a punto de ocurrir entre nosotros ha sido un error, y antes de cometerlo he...
- Ahórrate la palabrería de relleno y habla claro.- la interrumpió con facciones condenatorias, acercándose a ella con pasos firmes-. He salido un segundo de la habitación y, en cuanto he vuelto a entrar, solo te ha faltado darme un golpe en las pelotas y tirarme por la ventana.
- Oh, eso no suena mal.- comentó con sarcasmo-. Es un buena idea para la próxima vez que vayas a intentar joderme.
- Marinette...
- Sí, esa soy yo.
Él frunció el ceño denotando molestia, reduciendo por completo la distancia entre ambos y acorralándola contra la pared sin posible escapatoria.
- Deja de jugar conmigo...- enredó un dedo en unos de sus mechones de ébano-. No te conviene... Jugar conmigo...
Las pupilas de la muchacha se dilataron, sumergiéndose en las esmeraldas de su asaltante mientras trataba hacerse la fuerte.
- ¿No me conviene?- torció una sonrisa bravata-. Aquí no soy yo quien está jugando...- aseveró su mirar-. Al menos, en ese aspecto yo tengo algo más de decencia que tú.
Esa afirmación dejó al zagal desconcertado y la azabache aprovechó la oportunidad para zafarse de su prisión y marcharse en dirección a la sala de estar. Acto seguido, y sin transcurrir demasiado, Adrien siguió los pasos de su compañera y le dio alcance en el salón.
- ¿Qué has querido decir con eso?- inquirió él con insistencia-. ¿Insinúas que yo sí estoy jugando contigo?
Ella soltó un bufido, sonriendo sin ganas.
- No lo insinúo, lo afirmo.- sentenció con sequedad, señalándolo acusatoriamente-. Eres la clase de chico que va aprovechando cualquier oportunidad que se le presenta para echar un polvo.
- Ah, ¿Sí? ¿Eso crees?- ella no contestó, pero se mantuvo inmóvil en su posición-. Puede que a veces sea un cerdo, pero tampoco me gusta ser un cabrón con las chicas...- se acercó a la joven con sigilo, fijando su mirada en la consternada de ella-. Cosa que, si me permites decirlo, tu ex no cumplía demasiado bien.
- ¿Qu-qué?- preguntó fuera de sí, sacudiendo la cabeza-. ¿A-a qué viene eso ahora? ¿Qué...?
- Solo es un pequeño apunte.- dijo sin dejarla terminar-. Te quejas de que yo juego, cuando él, siendo tu novio, prácticamente te faltó más al respeto de lo que yo jamás he hecho.
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🔞.Aᴅʀɪɴᴇᴛᴛᴇ. •ᙓᥒᥴᥱɾɾᥲᑯᥲ ᥴoᥒ ຕɩ ᥱᥒᥱຕɩɠo•
FanficEn pleno siglo XXI un virus se expande por todo el mundo, provocando que la gente tenga que quedarse en sus casas para protegerse. ¿Quién diría que algo así podría llegar a ocurrir? En el mejor de los casos, uno se encierra con su pareja y/o familia...