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【𝐌𝐞𝐦𝐨𝐫𝐢𝐚𝐬 𝐩𝐞𝐫𝐝𝐢𝐝𝐚𝐬 𝐲 𝐝𝐞𝐬𝐚𝐬𝐭𝐫𝐞 𝐩𝐨𝐫 𝐝𝐨𝐪𝐮𝐢𝐞𝐫】
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Cosas que no quiere volver hacer pero sigue haciendo es hacerle caso a su capitana.
Había pasado un par de días desde que el examen de caballería había terminado, un pequeño festiva estaba en la capital por un poco de tiempo, antes de que dieran los resultados sobre los caballeros prometedores.
Hoy le había tocado patrullar junto a su capitana, la culpa la tenía Leopold que el día anterior la obligó con sus ojos de león tierno a hornear galletas y este término por devorar la mayoría de las que hizo ¿El resultado? Intoxicado y si podía decirlo, casi muere por la locura que cometio. Ahora tenía que hacer su trabajo el día de hoy, solo rogaba a los dioses a que su ex capitán Fuegoleon despertara de su sueño para que las cosas se calmara un poco.
-Oh, al parecer están muy entretenidos por allá.-Mereoleona señalo hacia donde se encontraban algunos miembros de amanecer dorado y no solo ello, también estaba Asta y Noelle, oh no.
-Mereoleona-san, no creo que debamos...-La adolescente fue arrastrada por la mayor hacia el escenario ¿Tan ligera estaba para que los Vermillion la arrastrara como una muñeca?.
Lo siguiente que paso fue que le quitó el papel de "caballero salvador" a Asta y término por robarle el espectáculo, casi el show termino por ser un desorden. Observo que el capitán William también estaba ahí al igual que el capitán Yami y la capitana Charlotte, la rubia había traído galletas para compartir y le compartió a Yami para que pudiera probar, a unos metros podía ver los sentimientos que tenía la Roselei al oriental solo que el moreno estaba ciego para notarlo.
-Oh, ahí está mi estudiante de intercambio.-El moreno se acercó a ella quien entró en pánico, quería escapar pero era demasiado tarde.-Aun me siento ofendido por la capa que llevas, no queda en tus colores oscuros, como sea.-Le metió una galleta a la boca.-Pruebalas, no saben mal.
-¿A caso es un cumplido?.-Charlotte arqueo la ceja, fingiendo seriedad pero por dentro los nervios la comían porque Yami estaba elogiando las galletas.
-Al menos no están quemadas.-Ese comentario la hizo caer en la mini depresión a la capitana de las rosas azules.-Las de Carlita saben deliciosas.
-No sabe mal.-Murmuro la pelinegra, recordó que llevaba algunas galletas que había hecho ayer, las sobrevivientes de la masacre de Leo.
Siguió patrullando por su cuenta ya que su capitana literalmente la dejo sola, no era la única ya que había algunos miembros de amanecer dorado también patrullando pero cada quien por su lado.
Camino y veía los puesto, no faltaba que hubiera tanto grito ofreciendo herramientas mágicas, comida e incluso ropa, se encogió de hombros y llegó al puesto de boticaria donde tenían las hierbas que necesitaba, su adorable té negro para ocasiones. Después de unos minutos salió con una gran variedad de hierbas, busco a su capitana pero lo que encontró fue una garra de León hecha de fuego en su cabeza para ser arrastrada hacia el escenario donde había una obra.
