Capítulo 9

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Corrimos en busca de un escondite, fue algo difícil por el pánico que recorría nuestras venas, corrimos tropezando con algunas personas y evitando a otras que intentaban atacarnos. Nuestra idea era llegar al estacionamiento y huir en el carro, pero cuando llegamos al pasillo que conectaba con el estacionamiento, un montón de esas personas agresivas estaban en esa parte, tomando desprevenidos a quienes también corrían hacia esa dirección, atacandolos y matándolos sin ningún miramiento.


Escapamos hacia la dirección contraria al igual que algunas personas que lograron salir ilesos. Llegamos a un lugar que se veía libre de esas cosas y lo primero que vimos fue una tienda de ropa abierta, rápidamente atravesamos el espacio que nos separaba de aquella tienda; al llegar nos asomamos cuidadosamente, no queríamos ser sorprendidas por alguna de esas cosas. Parecía que esa parte del centro comercial había cerrado antes o se habían dado cuenta de lo que estaba pasando y se fueron.


Revisamos y para nuestra suerte estaba vacía, deprisa nos acercamos a la puerta para cerrarla y evitar que cualquiera pudiera entrar. Estábamos a nada de poner el seguro y estar seguras, cuando dos personas se arrojan hacia la puerta y la golpean fuertemente.


M: ¡Cierra, cierra! ¡Rápido!


_: ¡AYUDA! POR FAVOR DÉJENOS ENTRAR, NO ESTAMOS INFECTADOS.


AR: deberíamos ayudarlos – sostenemos la puerta para evitar que entren, pero tienen mucha fuerza y estamos cediendo.


M:¿¡Y si son iguales a los que nos atacaron!? No podemos arriesgarnos. – por el pasillo que habíamos llegado, aparecieron alrededor de 6 cosas de esas y los chicos tras el vidrio se asustaron aún más.


AR: SI NO LOS AYUDAMOS VAN A MORIR, NO QUIERO CARGAR CON DOS MUERTES EN MI CONCIENCIA. – vocifero – VAMOS A AYUDARLOS, DEJEN DE EMPUJAR. – Dejan de empujar y se alejan un poco de la puerta para que podamos abrirla, lo hacemos y rápidamente ingresan. Aseguramos la puerta y retrocedemos, unos segundos después, las personas que los perseguían llegan y se pegan a la puerta, lanzan una especie de gruñido bastante horrible, a decir verdad. No nos habíamos detenido a repararlos y ahora que los tenemos tan cerca, me doy cuenta como lucen; se ven demacrados y por el aspecto de su cara, pareciera que estuviesen desnutridos, tienen grandes ojeras, sus labios resecos y sus ojos parecieran estar cubiertos por una fina cortina blanca.


__: debemos hacer algo para que se alejen o van a atraer más. - asentimos de acuerdo a lo que ha dicho el chico.


AR: Pero ¿Cómo haremos que se alejen? Salir no es una opción.


__: por supuesto que no lo es, busquemos la forma de bloquearles la vista y quedarnos en silencio.


M: podemos usar esos percheros, creo que son lo suficientemente altos para cubrirnos.


Rápidamente los rodamos hacia la puerta, intentando no hacer ruido. Los colocamos exitosamente y retrocedimos hasta estar al fondo del almacén, nos sentamos en el piso, estábamos en total silencio.


__: muchas gracias por abrirnos – murmuro el chico – hubiésemos muerto de no ser por ustedes, muchas gracias de verdad.


M: no es necesario agradecer, disculpen por no abrir antes, nosotras también tenemos miedo y no quería exponernos.


__: lo importante es que todos estamos a salvo, gracias – agradeció la chica.


AR: ¿Cómo vamos a salir de aquí? No nos podemos quedar para siempre, pronto nos va a dar hambre y vamos a tener necesidades. Por cierto, somos Madison y Aurora, mucho gusto – le dimos la mano a cada uno.


__: disculpen por no haberme presentado, soy Daniel.


__: yo soy Irina, un placer.


M: ¿no vienen juntos?


D: no, la encontré el camino, iba a ser atacada por una de esas cosas y yo la ayudé, acabo de conocerla. – dio una pequeña sonrisa a Irene – ahora deberíamos pensar en cómo vamos a salir de aquí.



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H: ¿Cuánto más debemos esperar? Ya deberían haber llegado ¿y si les pasó algo malo?


AU: cálmate, no digas esas cosas, ellas tienen que estar bien – mi voz sonó llena de seguridad, pero en el fondo tengo mucho miedo de lo que les haya pasado.


H: ¿Por qué pareces tan calmado? ¿acaso no te importa? ¿no te importa tu esposa? ¡Porque a mi si me importa la mía! – el tono de su voz se eleva considerablemente, pero no llega a gritarme.


AU: por supuesto que me importa, pero tú te estás dejando llevar por la desesperación y el miedo; uno de nosotros dos debe mantener la calma, si no vamos a terminar tomando medidas precipitadas que las van a poner en riesgo al igual que a nosotros.


H: lo siento, no quería alzarte la voz, es que esto es muy difícil – con un suspiro se tira a la cama – tengo miedo por ellas, por nuestros hijos y por nosotros.


AU: te propongo algo – alza su vista y me mira dándome a entender que siga – si para mañana a eso del mediodía, ellas no aparecen, las buscaremos; no importa cuánto tardemos, ni donde tengamos que buscar, vamos a encontrarlas a como dé lugar.


H: sin importar que – se levanta y apretamos nuestras manos, en una forma de sellar nuestra promesa.


AU: Sin importar que – esperemos que todo salga bien y todos salgamos en una pieza.

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