–¡Chicken noodle soup! ¡Chicken noodle soup! ¡Chicken noodle soup with a soda on the side!
–¡Cállate! Por el amor de dios...
A regañadientes, con su molesto cantar en mis tímpanos, tiré la almohada al suelo expresando mi molestia y me levanté. Puse los ojos en blanco cuando pasé a su lado, ignorando su tarareo.
–¿Qué haremos hoy? –preguntó, entrando en la cocina después de mí.
–Matar a Taeyong.
–Ya, eso también íbamos a hacerlo ayer. Y fallaste.
–¿Quieres que le mate en medio de una fiesta? Un poco de privacidad, por favor, es un asunto personal.
Wooyoung suspiró y su mirada cambió a una más pensativa.
–Me niego a creer que con veintiún años, tu único objetivo en la vida sea matar a alguien –dijo en voz baja, como con miedo a mi respuesta.
Tragué saliva y le miré con seriedad.
–Pues lo es. No tengo nada más que hacer aquí –el rubio hizo una mueca cuando notó que con "aquí", no me refería tan sólo a ese pueblo– Es lo último que tengo que hacer. Por mi hermano.
Me sobé la nuca y chasqueé la lengua. Me crucé de brazos y me apoyé en la encimera, quedando al lado del otro chico. La música que Wooyoung momentos antes estaba cantando, aún sonaba desde nuestro dormitorio.
–Puedes olvidarlo todo. Todavía puedes dar marcha atrás, de verdad, joder, vámonos de aquí y... yo que sé. Vivamos, San.
Le miré sorprendido y no supe muy bien por qué me sentía así. Era la primera, o quizás segunda vez que mi nombre salía de su boca.
–Suenas como si fuésemos amigos. No deberías cogerme mucho cariño, ¿me oyes? sólo somos... –ladeé la cabeza pensando en cómo denominar a nuestra extraña relación– Socios.
Wooyoung no parecía muy feliz al oír mis palabras.
–¿Socios? –rio con amargura– No acudí a ti buscando un socio exactamente.
No dijimos nada. El ambiente era relajado a pesar de todo, y él parecía querer seguir hablando, pero dudaba. Nos dirigíamos miradas cargadas de circunstancias y sentimientos encontrados, pero nuestro silencio no era incómodo. No nos ofendíamos con las palabras del otro, simplemente nos estábamos abriendo.
–Hace... ¿un mes? No sé. El caso es que hace no mucho yo tenía un grupo de amigos, íbamos mucho juntos, como una especie de familia –el rubio comenzó a hablar lentamente, y a medida que avanzaba, cogía confianza– A decir verdad nunca me paré a pensar si me caían bien, si me divertía con ellos... eso eran cosas secundarias. Me juntaba con ellos por interés. Ya sabes, el típico grupito de malotes al que todo el mundo respeta –rió falsamente mientras se acariciaba los cortos ricitos– Me sentía seguro con esos idiotas. Y lo peor, es que me sentía "alguien" junto a ellos. Quizá por eso fue por lo que les hice caso cuando me dieron una mochila y me dijeron que se la llevara a otra persona. Nunca supe lo que había en esa mochila, pero me hice a la idea cuando se la entregué a quien me dijeron.
No sabía por qué de pronto había empezado a contarme aquello tan personal, pero no quise que se retractara, por lo que le incité a seguir.
–Vamos, que hiciste de paloma mensajera. ¿Era droga?
–Peor. Era dinero. Le debían dinero a alguien y me mandaron a mí para dárselo. Supongo que ellos no querían arriesgarse a encontrarse en persona con él. Lo entendí, porque desde luego, ese tío daba miedo. Era cual gorila.

ESTÁS LEYENDO
INCIPIENTE - woosan
Fanfiction"Tú nunca supiste lo que era tener a ese idiota al lado. Lo que era que te sonriese cada tres segundos, sin importar qué. Esos ojos de cachorrito que encerraban la actitud de una fiera. Ese cabrón de rizos rubios". -Finalizada.