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Jung Wooyoung

La gente me miraba. Todos esos lobos ahora parecían ovejas a mi paso.

Avanzaba despacio, casi podía describir las características de cada uno de los pasos que daba. Mi torso estaba desnudo, mojado, pero no me importó.
Los ojos de todos los chicos estaban sobre mí hasta el punto de que me hicieron pasillo para recorrerme con la mirada y murmurar sobre mi deplorable estado. Sus ojos estaban sobre mis labios, morados del frío, sobre mis rojos ojos del llanto y las lágrimas en mis mejillas, sobre mi pálida piel y las marcas de dedos en mis brazos, cintura y caderas. También sobre el gran chupetón en un lado de mi cuello, sobre mi cuerpo mojado y mi pelo goteando, dejando un rastro de gotitas por el pasillo.
Pero lo más importante, miraban mi vacía mirada carente de sentimientos. Murmullos como "¿qué le ha pasado? " o "ese es el nuevo" se filtraban hasta mis oídos.

–Jung Wooyoung –me interrumpió una grave voz.

Detuve mi caminata, la cual no iba hacia ninguna parte en especial, y me giré para ver la cara estricta de Song Mingi.

–¿Qué haces así? –me revisó de arriba a abajo– Vete a cambiarte y a prepararte. Taeyong me acaba de llamar, quiere negociar por la vida de San.

–¿Y... –mi voz salió ronca así que carraspeé– ...yo qué tengo que ver? ¿No podéis dejarme ir y ya...?

–Claro que no –me puso las manos sobre los hombros, pero miró mi adolorido torso y me soltó, con confusión en la mirada– Ven a mi despacho.

Se fue con intención de que le siguiera. Miré a mi alrededor y todos estaban observándome. Le seguí unos pasos y me encontré con la mirada de Hoseok, quien me escrutaba con expresión sorprendida. Le devolví la mirada y se puso una mano en la frente, y como si tuviésemos telepatía, supe que él adivinó al instante lo que me había pasado.
Salió de entre la gente, quienes se limitaban a mascullar entre ellos sin mover un dedo, y vino hasta mí. No dije nada, me fui detrás del jefe antes de que le perdiese de vista, y oí los pasos de Hoseok detrás mío.

–¿Quién ha sido?

–Nadie.

–Dímelo.

–No ha sido nadie, no es lo que parece.

–No me lo niegues, te han...

–¡No! Nadie me ha hecho nada.

–Vamos tío, no serías el primero ni el último.

Bufé. ¿Dónde estaba cuando esos hijos de puta me llevaron? Él me presentó a Seonghwa, no podía evitar estar resentido con él. Seguramente hasta Hoseok supiera lo que iban a hacerme...

"Aquí no se puede confiar en nadie" me dijo Seonghwa la última vez que le vi. Y quizá en esas palabras sí que debía confiar.

Llegué hasta la puerta en donde Song Mingi se había metido y Hoseok se detuvo tras de mí. Entramos los dos.

–Siéntate –dijo el jefe tras una mesa de cristal. Había tres sillas delante– ¿Qué hace este aquí?

–Me ha seguido.

–Yo también me alegro de verte jefazo –dijo Hoseok sentándose en una silla, poniendo los pies sobre la mesa de Mingi. Este último le miró mal pero Hoseok no quitó la sonrisa de su cara.
Tomé asiento, esperando a que me dijera por qué estábamos allí.

–Taeyong me ha llamado y me ha dicho que quiere negociar con nosotros.

–Menudo pringado, ese sólo quiere...

INCIPIENTE - woosanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora