–¡San! ¡San!
Volví en mí cuando oí la aguda voz de Wooyoung en mi oído. Sacudí la cabeza.
–Te habías quedado atontado.
Puse los ojos en blanco, ese chico me resultaba un tanto molesto a veces.
–Vámonos ya –dijo, tirando de la manga de mi chaqueta.
–Espera –me deshice de su agarre y caminé hasta el escritorio de la habitación de Taeyong.
–Joder, que casi nos pillan. Lo que sea que vayas a hacer hazlo ya.
La insistencia del rubio me hacía querer tirarle por la ventana, pero ignoré ese pensamiento decidiendo que una muerte era suficiente.
Abrí los cajones hasta dar con un paquete de folios en blanco. Cogí uno y agarré uno de los bolígrafos negros que se hallaban encima de la mesa. Escribí "perdedor" y arrugué el papel hasta dejarlo hecho una bola sobre el escritorio.
Wooyoung miraba lo que hacía sobre mi hombro.–Eso es como lo que le...
–Como lo que le escribió a Yeonjun. Sí –terminé su frase.
Ahora fui yo quien le agarró del brazo con urgencia.
–Vámonos de aquí.
***
–Eres inteligente ¿lo sabías? –Wooyoung se encontraba en el asiento del copiloto, observando la foto que días antes tanto le había costado mirar– Has quedado como todo un asesino en serie.
Le di una mirada rápida, pues tampoco podía apartar la vista de la carretera.
–Calla anda, que me desconcentras. Y deja esa foto, que no es una imagen cualquiera.
Por el rabillo del ojo podía ver como sus curiosos e inexpertos ojos examinaban cada uno de los detalles de la fotografía. Al principio recordaba que yo también hacía eso, como buscando un sentido oculto en la brutal muerte de mi hermano. Algo que me ayudase a entender mejor los motivos exactos del por qué lo hizo.
Pero ahora ya no hacía falta, porque si cerraba los ojos podía verla como si estuviese tatuada en el interior de mis párpados. Sus impolutas paredes blancas, sus ordenados útiles escolares, su pelo sedoso, su uniforme planchado y su cara apacible. Su cuerpo desplomado sobre la mesa de estudio, una manga arremangada hasta el hombro y sangre brotando de su brazo. La cuchilla de un jodido sacapuntas bañada en color rojo.Su color favorito.
–¿Estás bien?
Sabía por qué me lo preguntaba, y es que hasta yo era capaz de notar mi palidez repentina.
–Sí. Métete en tus asuntos, Wooyoung.
–¿Perdona? Ahora tu asunto es mi asunto también –hizo énfasis en los posesivos.
No dije nada porque estaba en lo cierto.
Abrió la guantera y dejó la foto dentro con suavidad, como si fuese un preciado tesoro, y bostezó.
Yo también estaba cansado. Esa noche había sido más emocionante que los veintiún anteriores años de mi vida. Había bailado, cantado, gritado, buscado por toda la casa a Lee Taeyong, y por último había besado a un hombre. Qué absurdo sonaba todo.Antes de salir de su casa, vimos al pelirrojo salir del baño con una chica a su lado que reconocí del día que nos encontramos en el bar. Ella tenía el pelo revuelto y él terminaba de abotonarse la camisa, así que el rubio y yo nos dirigimos una mirada de alivio. Por eso el muy imbécil había "desaparecido".
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INCIPIENTE - woosan
Fanfiction"Tú nunca supiste lo que era tener a ese idiota al lado. Lo que era que te sonriese cada tres segundos, sin importar qué. Esos ojos de cachorrito que encerraban la actitud de una fiera. Ese cabrón de rizos rubios". -Finalizada.