Ayer conseguí que Brooklynn me diera su número de teléfono para poder estar en contacto con ella para cualquier cosa. Lo primero que hice, sin poder evitarlo, fue mirar su foto de perfil de WhatsApp.
En la foto salía ella sentada en una mesa, con un gran vaso con algo dentro de color rosa ―un batido, seguramente― y una pajita. Ella tenía la pajita entre los labios y sonreía hacia la cámara. Su pelo estaba recogido en un moño despeinado y parecía que llevaba puesto el vestido blanco con el que la conocí. Sus ojos estaban un poco achinados y uno estaba más cerrado que el otro, señal de que le estaba dando el sol. La foto estaba siendo sacada por alguien sentado al otro lado de la mesa.
Brooklynn estaba realmente preciosa.
El otro día, mientras mi hija y ella se maquillaban mutuamente, comentó que no sabía cocinar. Por lo que yo creo, no le enseñaron, porque no hizo ningún comentario insinuando que era mala en ella. Simplemente que no sabía. Así que decidí que le enseñaría a cocinar.
Por lo normal ―a no ser que fuera lunes― tenía fiesta por las tardes y trabajaba toda la mañana. Así que ese día fui a casa de Hannah con Lizzy y una bolsa de papel del súper. Llamé al timbre y Lynn nos abrió la puerta al cabo de medio minuto aproximadamente.
―¡Hola, Lynn! ―exclamó Lizzy contenta y abrazándola por la cintura.
―Hola, bonita ―saludó Lynn sonriendo mientras se apartaba un poco para dejarnos pasar. Mi hija entró dando saltitos y yo entré dentro de ella―. Hola, Marshall.
―Lynn ―saludé con una sonrisa. Ella me la devolvió.
―¿Y esa bolsa? ―preguntó curiosa mientra caminaba a mi lado a una distancia considerable.
―Voy a enseñarte a cocinar arroz con pollo y verduras ―dije con una sonrisa. Ella me miró sorprendida―. Es el plato favorito de Hannah y también el mío. Seguro que le hará ilusión que algún día se lo cocines.
Ella pareció pensar un segundo para luego sonreír y asentir con la cabeza. Lizzy nos esperaba en la cocina con el delantal que Hannah le compró puesto y con otro en la mano.
―Póntelo y así iremos a conjunto, Lynn.
Y así lo hizo ella. Se lo puso y se hizo un moño como el que le había visto en la foto de su perfil. Vi como Lizzy la miraba mientras se lo hacía y Lynn se dio cuenta.
―¿Quieres que te lo haga también a ti? ―preguntó con una sonrisa. Mi hija asintió con la cabeza entusiasmada.
Brooklynn se acercó a ella, la agarró por las axilas y la hizo sentar en la barra que había contra la isla de la cocina. Se colocó a un lado y comenzó a hacerle el moño. Yo me fijé bien cómo lo hacía por si algún día me lo pedía.
―¿Estoy guapa?
―Estás preciosa ―le dijo Lynn ayudándola a bajar de la isla. Mi hija me miró a mí.
―Muy guapa ―confirmé yo. Y lo estaba de verdad.
Comencé a sacar alimentos y vi como Lynn se apuntaba en su móvil los ingredientes que iba sacando. Le indiqué las medidas que debía preparar y ella lo hizo mientras yo me lavaba las manos. Una vez lo tuvimos todo hecho, nos pusimos a ello.
Le daba indicaciones a Brooklynn de cómo debía cortar las cosas y dejaba que mi hija lavara las verduras para que no se sintiera inútil. También dejamos que ella eche las cosas a la sartén.
Me gusta esto. Ver como Brooklynn presta atención a todas las indicaciones que le doy como si le fuera la vida en ello. Lo pilla rápido porque casi no he hecho nada yo.

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VULNERABLE ©
RomanceBrooklynn Matthews ha tenido una vida complicada. Tras años secuestrada y con su hermana pequeña muerta, comenzará su vida de nuevo alejada de su ciudad natal y al lado de la persona que la rescató de ese sótano sin ventanas. Conoce las debilidades...