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Mañana llega el final!!

B R O O K L Y N N

Salté a los brazos de mi hermano cuando bajé el último escalón y él me agarró con fuerza.

―Te he echado de menos ―murmuré mientras bajaba de sus brazos.

―Y yo a ti, Lynna.

Solo mi familia me llamaba Lynna. Ahora solo quedaba Curtis que lo hiciera.

Bajé de sus brazos y sonreí contenta de tenerlo aquí. Aunque por una parte lo odiaba por haber venido de sorpresa. No sé si se puede saber cuando alguien acaba de tener sexo, pero si se puede, yo debo tener toda la pinta. Bueno, espero que no.

―Ya podrías haberme avisado ―dije sonriendo.

El timbre sonó y Hannah se fue a abrir. A la vez, el chico que hace menos de diez minutos me había dado un orgasmo bajaba por las escaleras. Mi hermano le dedicó una sonrisa.

―Tú debes ser el hermano de Hannah, Marshall ―dijo Curtis.

―El mismo. Un placer, Curtis ―dijo Marshall con una sonrisa.

Él no parecía que acababa de tener sexo.

Se dieron la mano y un abrazo corto de esos de hombres, y justo entró Lizzy dando saltitos con su mochila colgada en la espalda. Se detuvo abruptamente al ver a mi hermano.

―Hola, ¿tú quién eres? Yo soy Elizabeth pero todos me llaman Lizzy porque es más corto. Y más bonito.

Mi hermano hincó una rodilla en el suelo y se puso a la altura de Lizzy, ofreciéndole una mano.

―Qué nombre más bonito, Lizzy. Yo soy Curtis, el hermano de Brooklynn.

―Ala ―dijo ella dándole la mano y estrechándola―. Entonces somos familia.

―¿Cómo que somos familia? ―preguntó mi hermano divertido.

Vi como Marshall agarró a su hija por los hombros y la apartó de nosotros. Le dijo algo de los deberes y fue a llevarla a la mesa de comedor. Hannah me dio una palmadita en la espalda.

―Ve a acompañar a tu hermano a su habitación y... cuéntaselo ―susurró eso último para que solo yo lo escuchara.

Yo asentí con la cabeza.

Mi hermano y yo subimos a la segunda planta y lo acompañé hasta la única habitación libre que había en la casa. Lo ayudé a guardar sus cosas y, mientras lo hacíamos, decidí contarle todo.

―Tengo que contarte un par de cositas sin importancia ―dije sentándome en la cama viendo como él se cambiaba la ropa por algo más cómodo.

―¿El qué, Lynna?

―La semana que viene comenzaré a trabajar en una cafetería cercana.

Él me miró de reojo mientras se colocaba la camiseta.

―¿La terapeuta ha...?

―Está de acuerdo. Y yo me veo capaz, que es lo importante.

―Bueno, si es así, yo me alegro por ti, Lynna.

―Gracias. ―Sonreí.

―Has dicho un par de cositas. ¿Cuál es la otra?

―Pues que estoy con Marshall.

Él me miró de nuevo.

―¿Cómo que estás con Marshall? ¿Estar cómo? ¿Marshall el hermano de Hannah? ¿El que está abajo? ―preguntó poniendo sus brazos en jarra y con el ceño fruncido. Ya parecía Hannah.

VULNERABLE ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora