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🔥La historia ya ha llegado a las 1k lecturas. Muchísimas gracias a todxs, de verdad. Así que, para agradecéroslo, voy a subir otro capítulo.💙

M A R S H A L L

El día 2 de enero había llegado y eso significaba también la llegada de Brooklynn desde Washington D.C. Hannah trabajaba ese día y me ofrecí para ir a buscarla al aeropuerto junto a Lizzy que no había dejado de preguntar por Lynn todas las Navidades incluso hablando con ella semanalmente por videollamada. Lynn pensaba que Hannah la recogería. Pero no.

Lizzy nunca había pisado un aeropuerto y tampoco había visto un avión de cerca, así que cuando entramos en la terminal, se pegó a los cristales que daban a la pista de aterrizaje. Prácticamente los babeaba todos.

―Elízabeth Stone, hazme el favor de venir aquí ―dije divertido. Ella me miró.

―¿Me puedes hacer una foto y se la enseñamos luego a Lynn y a tía Hannah? ―preguntó con una sonrisa.

―Bueno, pero rápido.

Ella se colocó en el cristal e hizo el símbolo de la victoria con ambas manos. Sonreía a la cámara y a mí se me escapaba la risa porque a la pobre le faltaba una paleta. Le cayó unos días atrás.

―¿De dónde sale Lynn? ―preguntó Lizzy mientras caminábamos agarrados de la mano por la terminal.

―De allí. ―Señalé una zona en la que había algunas personas esperando a que la gente saliera.

―¡Pues vamos!

Esperamos unos minutos a que saliera y cuando por fin lo hizo, no pude evitar sonreír. Llevaba puesto un jean de tiro alto y un jersey de cuello alto de color lavanda que se ajustaba a su torso y que había metido por dentro del pantalón. Nos buscaba con la mirada y no fue hasta que Lizzy la llamó que nos vio. Ella también sonrió ampliamente al vernos.

Dejé a Lizzy al suelo, pues la había subido a los brazos para que la viera, y salió corriendo hacia Lynn cuando llegó a una zona con menos gente. Yo me acerqué a ellas mientras mi hija estaba abrazada a Brooklynn. Cuando Lizzy la liberó, cogió la maleta de Lynn y ésta me miró.

―Ven aquí ―susurré atrayéndola a mí.

Se abrazó a mi torso y yo la envolví con mis brazos. Como había echado de menos sus abrazos y su olor a jazmín y limón. Mientras la abrazaba, miré de reojo a mi hija que nos estaba mirando fijamente mientras caminaba a nuestro alrededor con la maleta de Lynn. Mierda, no podía darle un beso.

Lynn se separó de mí y dejó un beso en mi mandíbula. Se le achinaron los ojos al sonreír y yo no pude evitar sonreír también. Era preciosa.

―Venga, vámonos ―dije mientras agarraba la maleta de Lynn.

―No, yo la llevo ―protestó Lizzy.

―Bueno, como quieras...

Lizzy comenzó a caminar con la maleta más contenta que unas pascuas y yo aproveché para atraer a Lynn a mí, pasando mi brazo por sus hombros. Ella apoyó su cabeza en mí y yo se la besé.

―Os he echado de menos ―murmuró pasando su brazo por mi cintura. Yo la miré y ella me miró también.

―Y nosotros a ti, Lynn... Mañana Lizzy se va con su madre y Hannah estará trabajando todo el día porque están con un asesinato a las afueras de la ciudad. ¿Querrás pasar el día en mi casa? ―pregunté en voz baja a Lynn.

La vi sonreír un poco y sus mejillas se tiñeron de rosa.

―Vale...

Salimos fuera de la terminal y nos fuimos hacia el coche. Mientras ellas entraban, yo metía la maleta de Lynn en el maletero. No tardamos más de veinte minutos en llegar a casa de Hannah. Lynn se despidió de Lizzy y bajó del coche conmigo. Le di la maleta del maletero y ella me lo agradeció con un beso en la mejilla.

VULNERABLE ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora