El Clan Yuriburū sufrió una terrible tragedia, dejando como únicos sobrevivientes a dos hermanos uno de ello traerá destrucción total y el otro hará lo posible proteger su nuevo hogar.
Acompaña a Kinea, en una historia envuelta en trama, ninjas, ami...
Una niña de cabellos grises se encontraba corriendo por un bosque, llevaba dos días avanzando sin detenerse, estaba exausta y con mucha hambre, sin poder dar un paso más se desplomó en el suelo, respirando de manera agitada, a unos veinte metros se podía ver la entrada a una aldea.
Al escuchar pasos, levantó la mirada con un brillo de esperanza en estos, intento levantarse pero fue en vano, sin más se dejó llevar por el cansancio y se desmayo.
Narra ??????
Estaba regresando a la aldea después de una misión, cuando me detuve un momento pude ver un cuerpo tirado en el suelo, rápidamente me acerque y pude ver qué era una niña, delgada de cabellos grisáceos repleta de sangre.
Decidí llevarla con el Hokage, pero al momento que quise tomarla un fuerte viento me hizo retroceder, un tanto sorprendido comenzar a acercarme nuevamente, pero está vez de forma calmada, logre tomarla suavemente entre mis brazos, para ponerla en mi espalda y tome camino hacia Konoha.
(Ya en la torre del Hokage)
-Hokage-sama- Dije al entrar a la oficina.
-Itachi, ¿Qué sucede?- Pregunto con un tono de voz calmado.
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-Encontré a esta niña herida, cerca de las afueras de la aldea-Conteste mientras la señalaba en mi espalda.
El la observo y rápido mando llamar a un ninja médico, mientras yo la recostaba en un sillón. Un ninja llegó e hizo su trabajo, la niña se encontraba en estos momentos dormida, parecía bastante cansada.
-Puedes retirarte ahora, yo me haré cargo- Me dijo, mientras se sentaba tras su escritorio.
-Esta bien, por favor avíseme si sucede algo mas-Pedí para después despedirme y salir de ahí, para dirigirme a barrio Uchiha.
Narra Kinea
Comencé abrir los ojos, no sabía en dónde me encontraba, lo último que recordaba era haberme desmayado, la puerta del lugar, que parecía ser una oficina, comenzó abrirse y de ahí entro un viejo que me miraba sonriendo levemente.
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