𝟎𝟏. Forks y los Black

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❝Forks y los Black❞

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Forks y los Black

CUANDO LAIA TENÍA SEIS AÑOS EL MUNDO DE CUENTO en el que vivía se vino abajo. ¿La razón? Un padre alcohólico que comenzó a maltratar a su familia día tras día.

El infierno comenzó en su graduación del jardín de niños, ocasión que a más de uno le resultaría ridícula para que una niña pequeña recordará pero para desgracia propia, Laia la traía clavada dentro de lo más profundo de su mente, en un lugar que el recuerdo no quería abandonar. El vestido azul y el peinado bellísimo que le había hecho su madre con tanto esmero no fueron por mucho algo que pudiera opacar el recuerdo de aquel día dónde antes de partir a la ceremonia vio llegar en un estado deplorable al que creía su héroe.

Los gritos e insultos no se hicieron esperar a lo largo de los meses comprobando que todo lo bueno que conocía se había esfumado en un abrir y cerrar de ojos pero todo iba a ser diferente, su madre la mujer más fuerte que pudiera conocer tomó todo; documentación, ropa y esperanzas llevándolos a ella y a sus hermanos de New Yersey a un pueblecito llamado Forks al norte de Washington de un instante a otro.

Allí entre montañas y el espeso bosque de verdosa madera, con musgo rebosante por doquier, húmedas carreteras y densa niebla con no más de cuatro mil habitantes ubicado en la Península Olímpica se alza Forks, un pueblo a simple vista olvidado por la mano del señor donde los rayos del sol no entran más que tres de los trecientos sesenta y cinco días del año. El clima extremamente frío se apodera de todos y cada uno de los rincones del lugar y por si no fuera poco las pequeñas y grandes tormentas tampoco abandonan el cielo.

"El auténtico escenario para una película de terror", sin duda alguna o por lo menos esa fue la primera impresión de Laia al llegar al que sería su nuevo hogar. Por la ventana del automóvil rentado horas atrás se podía apreciar la lúgubre atmósfera característica de Forks, aún recordaba las múltiples reacciones de sus hermanos al llegar; Vanessa lo odiaba toda su alma y suplicaba por regresar a su tierra natal de la cual había sido despojada, aquel era su discurso cargado de drama con el cual aún trataba de convencer a la mujer al volante a pesar de los miles de kilómetros que los separaban del estado en la costa atlántica.

Anna siendo la mayor de los cuatro se mantenía serena y con un semblante aburrido, era quién más notaba el maltrato de su padre siendo la primera en querer huir y claramente no puso objeción cuando su madre los preparo la noche anterior velozmente para sacarlos del pequeño departamento en el cual se habían criado desde su nacimiento. Aidan tan sólo tenía un año menos que Laia y aunque no era tonto era el más ajeno a la situación. Su madre lo agradecía, no quería más sollozos por parte de su bebé mientras preguntaba por qué su "papito" decía que no era su hijo.

Laia por su parte y al igual que sus hermanos era una niña muy inteligente y comprendía a que se debían los hechos recientes en su vida y aunque le parecía de terror había un hilo de curiosidad brotando de su pecho a la expectativa de los misterios que pudieran rodear el pueblo. Sin saberlo aquel lugar llamaba su nombre como si aguardará por ella desde mucho tiempo atrás.

La poca vida en ciudad que recordaba o lograba hacer cambio completamente, llegaron con maletas y huyendo de un pasado cercano pisándoles los talones; no tenían nada más que la nueva casa en el vecindario a mitad del kilómetro más cercano a la mentada playa La Push. La tranquilidad que desbordaba el lugar era más de lo que podían pedir para iniciar una nueva vida.

No iba a negar que extrañaría a la mitad de su familia que se quedaba en Union City.

Así fueron las primeras semanas hasta que aparecieron los Black: Jacob y Billy Black.

Billy era un hombre fuerte tanto en resistencia como en físico, con músculos sobresalientes y una piel canela que se adaptaba completamente a su apariencia, con el cabello negro azabache largo hasta los hombros y una sonrisa que transmitía calidez y confianza capaces de llegar al corazón. Estaba de más mencionar la amabilidad con la que el hombre trataba a Laia y sus hermanos. Su madre decía haberlo conocido en la cafetería del pueblo cuando salió una tarde en busca de empleo; ahora era el soporte de su familia y no podía darse el lujo de mal gastar los ahorros restantes de su mudanza.

La llegada de los Black había sido como una bendición en sus vidas, lo cierto es que ahora Laia no se permitía creer en poderes divinos.

Jacob, sin embargo, era solamente un año menor que Laia aunque mayor a Aidan por algunos meses, con ojos color chocolate increíblemente preciosos, la piel a la par de la de su padre y el cabello negro tan oscuro que podías fácilmente deslumbrarte luego de verlo unos segundos para luego voltear hacia otro lado haciéndote pestañear repetidas ocasiones. Era un niño muy lindo a decir verdad, y no sólo por su apariencia, era muy cariñoso con la madre y las hermanas de la chica. Por supuesto, no paso mucho hasta convertirse en el mejor amigo de Aidan.

Con ella particularmente era muy protector a pesar de la brecha de edad (que no era mucha) y siendo que prácticamente Laia podía tirarlo con tan sólo estirar el brazo, porque sí, Jacob al igual que Aidan era más delgado y pequeño que los niños de su edad, esta característica que para algunos podría ser desventaja le hizo amarlo con todas sus fuerzas a la madre de los chicos.

Con ella particularmente era muy protector a pesar de la brecha de edad (que no era mucha) y siendo que prácticamente Laia podía tirarlo con tan sólo estirar el brazo, porque sí, Jacob al igual que Aidan era más delgado y pequeño que los niños de ...

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Un año después gracias a las atenciones del mayor de los Black no hizo falta que su madre siguiera doblando turnos en trabajos mal pagados. Sus ahorros más la fuerte inversión del padre de Jacob ayudaron a la matriarca a abrir una cafetería en el pueblo; los postres eran lo que mejor se le daba y ese gesto sin duda hizo que la amistad de ambos padres creciera más y más volviéndose muy sólida.

Aquello les hizo crecer con el amor y atenciones de su madre más de lo que pudieran desear los hermanos Hernández, incluso Jacob poco a poco se volvió parte de la familia; paseos en fines de semana, almuerzos, viajes, Jacob llamando a Lis "mamá" y compartiendo cama con Aidan, todo el nuevo cariño convirtió lo que estaba apunto de romperse en un nuevo cuento para la ese entonces niña ya de nueve años.

Pero los cuentos de hadas no son una maravilla sin el misterio que los envuelve y Laia tarde o temprano lo descubriría.






Holaaa (sí con muchas "a" por la emoción) bueno me tarde años en subir el primer capítulo porque creí que era demasiado corto y estaba debatiéndome si añadir otra cosa o no pero creo que ya conté todo lo que debía ser contado aquí.

Los capítulos a veces serán largos y otras veces cortos, no hay una extensión definida todo va recién salido de mi cabeza. Los capítulos que lo ameriten tendrán un soundtrack y al igual que la extensión podré poner 2 canciones y a veces 10, jajaja. Díganme si les gustaría un playlist por capítulo, btw.

Terminé un trabajo de mi materia de Radio y vine super rápido a subir el capítulo, cuando finalice el semestre me meteré más al "proceso creativo" de la historia porque tengo una ideas que...

Ahí les dejó con la duda de que onda con Laia y cuando hacen su aparición triunfal los Cullen.

©onexgood

BEFORE THE DAWN⎯  Caius Volturi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora