Once: "Tu y yo"

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El día amaneció con leves lloviznas cayendo del cielo, las bajas temperaturas habían vuelto a la ciudad para quedarse los próximos días y el cielo se encontraba gris. Aunque todo fuera frío, adentro del pequeño hogar era todo lo contrario. Debajo de las sabanas, ambos lobos habían creado un ambiente cálido, durmiendo cómodos y tranquilos entre sueños donde pequeñas manitos llenaban sus vidas.

El primero en despertar fue Jungkook, pero no abrió los ojos hasta diez minutos después. Se sentía flotando entre nubes, su cuerpo no tenía peso y todo contenía tranquilidad, podía sentir el aroma de su pareja pegado a su nariz, dejándolo sin motivos para asustarse. Distintos olores llegaban a él, uno era de Yoongi, los otros tres habían estado impregnados en su cuello en la última semana, perteneciendo a los cachorros en gestación. Olor a Canela, vainilla y frambuesa estaban ahí y su alfa se alborotaba cada vez que los sentía, llamando a su instinto.

El beso que habían compartido fue lo primero que invadió su mente, pero lejos de atormentarse, estaba tranquilo. Su lobo se encontraba moviendo su cola feliz, susurrándole que tomara lo que le pertenecía, pero Jungkook sabía que todavía no era tiempo. En vez de seguir pensando, se dedicó a acariciar el vientre crecido del omega, ansioso por ver a los pequeños. Yoongi roncaba en sueños, se había vuelto un omega dormilón. Lo miro en silencio, era su pequeño placer culpable, a veces llegaban tarde a todos lados su culpa, pero era imposible querer despertarlo cuando se veía tan lindo durmiendo.

Comprobando la hora y el clima, Jungkook suspiro frustrado. No quería salir con Yoongi y exponerlo resfriarse, pero no tenía otra opción. Diciéndose que podría bajar antes y calentar el auto para el omega, comenzó a dejar besos en su mejilla para despertarlo, como siempre. Susurraba palabras, acariciaba su pancita, besaba su piel pálida y todo lo que recibía era gruñidos del menor por despertarlo, frunciendo su ceño hacia el alfa.

—Omega gruñón, es hora de despertarse, amor. —Yoongi hizo un puchero. —Debemos ir a ver a nuestros cachorros...

—No, ellos están bien. —Susurro adormilado. No quería abandonar la calidez de su cama y menos si eso significa salir al frío y lluvia de la ciudad, definitivamente no. Unos nuevos besos en su cuello hicieron que su lobo lo obligara a ser dócil frente a alfa. Yoongi suspiro frustrado, pero bajo todas sus defensas. Jungkook volvió a hablar en su oído.

—Debemos ir cachorro, hazme caso. —Jungkook volvió a dejar un beso, pero esta vez en la comisura de sus labios, haciendo que las mejillas del menor se tornaran rojas. —Bañarte y cámbiate mientras hago el desayuno. —El alfa se levantó de la cama, abandonando a su pareja.

Yoongi suspiro viéndolo cambiarse y salir por la puerta. Su forma de ver a Jungkook había cambiado y ahora se encontraba frustrado por no estar entre sus brazos. Haciéndole caso a su lobo interior, que le pedía a gritos obedecer a su alfa, se baño y cambio entre pensamientos un poco vagos y sin fuerza. Actuaría igual de normal de que lo hacía Jungkook, Aunque si decían que todo era como antes, estarían mintiendo.

Desde que se despertaron estuvieron  observándose, esperando algún movimiento distinto, un roce que los hiciera saltar en su lugar o algo que los hiciera hablar de lo sucedido, pero eso no pasaba. La mañana transcurrió normal y ya se encontraban en el auto rumbo al hospital. La ansiedad estaba corriendo por las venas de Yoongi, pero cuando giraban la cabeza y veían al alfa a su lado, todo se calmaba y se tornaba más llevadero. 

—Bien, pequeño, ¿Listo? —Jungkook pregunto sacando las llaves del auto, le regalo una sonrisa tranquilizadora a un Yoongi inquieto, que asintió y siguió a su mayor hasta la consulta. 

Sus pensamientos y mirada estaban puestas en su mano entrelazada con la del alfa, mientras caminaban por los pasillos llenos de personas. La unión se sentía correcta, hacía que su lobo estuviera orgulloso y agitara su cola de felicidad. Así como yoongi, Jungkook también se sentía así. Su lobo gritaba en su interior es mío cuando algún alfa pasaba cerca de ellos y se quedaba mirando al menor, aunque evitaba hacer algo ya que estaban en un sitio publico y seria donde sus cachorros nacerían, así que debía quedarse quieto. Agradeció que Yoongi siempre se dejará llevar por su instinto, ya que ni bien llegaron a la sala de espera, este se sentó sobre el regazo del alfa y se quedó esperando enterrado en su cuello. Ambos lobos se calmaron.

Cayendo Por Tu Amor | MYG&JJK - OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora