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En los diecisiete años de vida que llevaba al cabo, nunca había visto a una chica así de perfecta. Y lo digo realmente, nadie podría resistirse a los impulsos de observarla constantemente. 

Tenía los ojos azules más oscuros del mundo. E iban delineados de color negro, para que estos resaltaran. Aunque no necesitaba precisamente algo con lo cual resaltar porque era muy hermosa. Llevaba sus rojizos labios lastimados, como cuando se lastiman por el frío, así, solo que estábamos en verano. Su cabello era rubio, un rubio natural al cual le faltaría llevar flores en el cabello, en forma de adornos, para que parezca una princesa. Su piel era muy pálida, y tenía tantos lunares por el cuello, espalda y brazos. 

Llevaba una musculosa blanca y unos joggins deportivos grises. Con unas zapatillas cómodas. Estaba sentada en una banca, bebiendo una botella de jugo. Luego reviso su mochila que tenía entre sus pies, y se noto preocupada. Comenzó a ver para todos lados, como si estíbese buscando algo, reviso su ropa y de nuevo su mochila, algo se le habría perdido. 

Aun seguía embobado, contemplándola como si fuese arte. Y tal vez si era arte, el arte más hermoso y simple. Quería acercarme y preguntar si necesitaba ayuda con lo que fuese que le estuviese pasando, pero sería un tonto, hablaría como tonto, y actuaria como tal.

Así que me apoye en la pared del local de ropa y la contemple, se puso de pie y camino hacia mi, velozmente. Mi corazón se detuvo y hasta pude sentir que mis mejillas se enrojecían. Me reincorpore, pero ella paso por mi lado como si nada. Siguió de largo, caminando velozmente mientras la mochila golpeaba con su espalda. Era una figura tan delgada, demasiado. Y eso era lo que hacia que algunas mujeres o hombres la vieran con cierto asombro, pero un asombro malo. No era para admirarla, sino para asquearse. Y aunque no la conocía y jamáz la había visto, me sentó muy mal que dos chicas se rieran de ella a sus espaldas. 

La chica desapareció entre la multitud. Las calles del centro de la ciudad siempre estaban detestadas de gente, y era insoportablemente horrible, porque el sol pegaba muy fuerte y toda la gente se histeriqueaba. 

Trate de seguir el camino de la chica, más o menos guiándome por mi instinto, pero no la conseguía ver por ningún lado. Por donde vieras, había gente normal y aburrida, y ella era todo lo contrario, lo sabía. 

Cuando llegue al departamento donde vivia con mis dos hermanos mayores, me desplome en el las escaleras que conducían a todos los pisos, en mi caso al cinco. Pero estaba cansado, muy cansado, porque no acostumbraba a caminar tanto y además había quedado muy triste por que no pude hablar ni hacer nada con la chica delgada. No me malinterpreten, solo me hubiese encantado conocerla e invitarla un café, aunque no me gusta el café, pero a todas las demás personas si. 

Entonces me puse de pie y subí los escalores restantes. Abrí la puerta blanca y el olor a pasta me llego a la nariz, y sonreí. Mi hermano era un excelente chef, hasta participo en uno de esos concursos de cocina televisiva, y quedo en las semifinales pero lo expulsaron. 

-!Eh! ¿Porque te has tardado Ashton?

-Por nada, me quede en el centro dando un par de vueltas. Como siempre.

-Si, pero... ya casi son las dos de la tarde y tenemos visitas. 

-Las visitas vienen a las cinco. Y son tus visitas, no las mías. 

-Pero ellos vienen por ti, Ashton y tu hermano.-Dijo poniendo los ojos en blanco. 

-Lo sé-Conteste poniendo los ojos en blanco. 

-!A comer Matías!-Mi otro hermano salió de su habitación y nos sentamos todos a comer en la mesa redonda de madera. Silencio, siempre había silencio en nuestro departamento. Así que cada uno se sirvió un plato de pasta, y nos concentramos a disfrutar de la comida mientras escuchábamos la radio de fondo, en donde hablaban de fútbol.

Más tarde camine hacia mi habitación y me tumbe en la cama a mirar el techo blanco. Mientras jugaba con mi móvil, entonces escuche un ruido metálico, y otro, proveniente de las calles. Así que me levante de la cama y al sacar la cabeza por mi gigante ventana, veo un camión de mudanza, donde aparecía una familia de cinco. No me importo demasiado, pero entonces del apartamento veo a una chica rubía y vestida tal cual a la chica que había visto a la mañana. No la podía distinguir con claridad, pero estaba seguro que era ella. Así que baje las escaleras apresuradamente y la vi allí. Era ella. Estaba mudándose al frente de mi apartamento. !Al frente de mi! ¿Casualdiad? ¿Suerte? ¿DESTINO? Wow...

No dije nada, simplemente quede como un tonto, observando la situación, mientras el sol pegaba en mi piel y literalmente me derretía. Pero no quería dejar de mirarla, era una especie de estrella fugaz, porque entro al departamento y me quede esperando muchos minutos más, y toda su familia iba y venía, pero ella no volvió a salir... estaría complicado si quiero hablarle al parecer.

☮Distintos universos☯Donde viven las historias. Descúbrelo ahora