191 14 0
                                    

La tarde del domingo fue más que calurosa, horriblemente calurosa. Mis hermanos se encontraban frente al ventilador, y yo bebiendo como ya dos botellas de agua helada. Pase por la cocina y tome los cigarrillos de mi hermano, lo puse en mis pantalones y salí del apartamento. 

-Me iré con el auto, por ahí. 

Mis hermanos asintieron con la cabeza y yo me marche de allí rápidamente. Mientras bajaba las escaleras, iba pensando las palabras que utilizaría. Así que me crucé la calle y llame al piso número cuatro. 

-¿Si?

-¿Rubia?

-Que no me llames así. ¿Aun no descubriste mi nombre Ashton?

-Me gusta mantenerte en anonimato. Dímelo tu...

-Prefiero seguir siendo anónimo. Mi hermana no esta. 

-Entonces vente conmigo. 

-No. 

-Si, hace calor... salgamos. Estoy aburrido. 

-Yo también estoy aburrida, mi vida es un maldito aburrimiento. Pero...

-Pero te vienes conmigo. Dijiste que querías escapar... escapemos por unas horas. 

-No puedo Ashton.-Debías ser cuidadoso con ella, porque era frágil, y debía de tener paciencia, pero no me importaba perder horas con ella para tratar de convencerla de que en verdad me importa, y no estoy jugando ningún tipo de juego.  

-Bueno, al menos baja no me gusta hablar con un aparato de donde sale tu voz.

-Bah. 

Sonreí como un tonto. Un tonto que comienza a gustar cada día más y más de la rubia. 

Ella apárecio luciendo una remera azul grande, con unas bermudas negras. Se recogio el cabello en una coleta e intento sonreír. 

-Entonces... vienes conmigo. 

-No puedo. No me dejan...-La rubia miró los otros departamentos, simplemente para no mirarme a mi.-Además mi hermana se enojara. 

-No quiero nada con tu hermana. 

-Bueno, dicelo a ella. Además ¿porque no? Todos la quieren y la adoran. Es absurdo que me elijas a mi. 

-Supongo que no soy como todos. 

-Tu eres igual a todos Ashton, solo estas aburrido y decides tratar de superarte conmigo, me refiero que soy la única idiota que sigue tu juego. 

-No digas eso porque es una completa mentira, no salgo contigo por aburrimiento, entiende que quiero conocerte ¿Y tu eres diferente?-Le pregunte mirándola fijamente. Ella suspiro. 

-Lamentablemente, si. Pero no estoy sola. 

-Me gustan las cosas diferentes, llaman la atención y atraen.-Dije bajando el tono de voz, ella se limito a asentir con la cabeza.-¿Vamos?

-Solo porque no quiero estar en mi casa.-Le sonreí y la guié hasta donde estaba mi auto. Así que nos subimos dentro. No le abrí la puerta, porque esperaría una respuesta negativa de su parte. Así que nos acomodamos dentro. Yo coloque mi cinturón de seguridad, y cuando observe a la rubia, solo estaba cruzada de brazos y con una pierna arriba del asiento. 

-¿No te colocaras el cinturón?

-¿Corro riesgos Ashton?

-No, pero...

-No me importa.-Respondió duramente, pero hizo una mueca de sonreír. Así que encendí el motor del auto y comencé a manejar. 

Las ventanillas estaban bajas, y el viento provocaba un huracán dentro del auto, y el cabello de la rubia, era agitado cruelmente. Pero no se inmutó, más bien se limito a sonreír mientras miraba por la ventanilla. 

De vez en cuando la miraba (para no mirarla también) pero me concentraba en la carretera, y trataba de dejar de lado sus largas y delgadas piernas, que se movían inquietas. Luego los dedos huesudos que jugaban con las pulseras de sus muñecas. 

-¿Porque el cielo es celeste?-Pregunte. Y ella sonrió ante esa pregunta y me miro. 

-Es por la luz del sol que pega en la atmósfera. Y de ahí toda una larguísima explicación. 

-Me encanta el universo. Estudiaré para ser astrónomo. Tratare de contar todas las estrellas, cada noche. 

-Nunca terminarías Ashton, siempre hay nuevas estrellas, mientras otras tantas mueren. O más bien, solo contarías al rededor de veinte. Porque no se dejan ver. 

-Son tímidas. ¿A que le tendrán miedo?

-A la luz... 

La mire y ella remojo sus labios. Le sonreí pero ella solo se me quedo viendo. 

-Yo comenzaré en la universidad de psicología. Soy un año mayor que tu. 

-Eso me hace sentir incomodo. Se supone que el hombre debe de tener más edad que la mujer. 

-Ashton eres un Machista... deja de hacer caso a las reglas de estereotipos. 

-Es que estamos tan concentrados en ser, o parecernos a algo, que... olvidamos lo que somos o deseamos. 

-Una mierda... una mierda, se esta volviendo el mundo por culpa de invesiles. 

-¿Invesiles como yo?

-Aun no eres del todo invesil Ashton, tienes oportunidad de salvarte. No la pierdas. 

-¿Y tu? Debes de salvarte, eres el cerebro, la líder. 

-No soy nada.

-Es mentira-Me queje. Cuando la mire, su cabeza estaba apoyada en el respaldo del asiento y rajuneaba la tela de los asientos.

-Créeme, que yo sé lo que soy. Los demás no saben nada, menos de mi. 

-¿Porque siempre eres tan... suprema? 

-¿Suprema? Es que pienso, otros solo actúan. 

 Nos quedamos en un silencio reflexivo y al final llegamos a destino. La laguna estaba a quince kilómetros de la ciudad. No había casi nada de gente. Así que cada uno bajo del auto y yo me coloque a su lado. Caminamos hasta la orilla de la laguna y allí nos sentamos, en la tierra reseca. 

La laguna tenía un pequeño oleaje, producido por el fuerte viento, que corría allí mismo. Ella se tumbo en el cespéd y sonrió al cielo. El cielo, parecía creado para ella, contrataba perfectamente con esa figura rubia y silenciosa. Tan misteriosa, que desesperaba. 

Necesitábamos música de fondo, para parecer salidos de una escena de películas románticas. Pero ella no me quería, no le importaba ni interesaba. Yo era el bobo que no podía dejar de mirarla y adorarla. 

-¿Crees en el cielo o en infierno?-Ella giro la cabeza hacia mi, y la hierba le acaricio sus pálidas mejillas. 

-No creo en Dios, ni me gusta la religión ni las personas que creen en ellos. Son todos ignorantes, falsos y viven una mentira constante, mientiendose hasta ellos mismos. Tratando de creer en algo, para no sentir el miedo, tratando de sentirse limpios de todo mal, para no asumir las culpas. Nadie va ir al cielo, porque todos somos demonios, la tierra es el infierno. Y el cielo es la oscuridad eterna. ¿Entiendes Ashton?

Su voz se apago y más tarde me sonrió. Yo también le sonreí, y fue el momento perfecto. 

-Yo tampoco creo en todo eso... hay respuestas para todo, y no son fantásticas, son realistas. No sobrenaturales... 

Ella tomo una piedra, que estaba cerca de sus pies y la arrojo con mucha fuerza hacia la laguna, se escucho el golpe y comenzó hablar. 

-Somos ángeles caídos, los que nos convierte en demonios también. Porque satán, era un ángel caído...

-El cielo y el infierno están creados imaginariamente, para que las personas traten de ser buenas. Y el infierno, para los que "pecan".

Me senté al lado de la rubia y ella no se inmuto, entonces note que en su hombro había dos cicatrices pequeñas, pero notables, no pregunte, simplemente guarde silencio. Porque a los dos nos gustaba el silencio reflexivo. 

☮Distintos universos☯Donde viven las historias. Descúbrelo ahora