Preliminares

8.3K 642 194
                                    

Solía pensar desde pequeño que un día enloquecería completamente.

Me despertaba en algunas noches con pesadillas espantosas de cuerpos mutilados y personas que sonreían desde la otra esquina. Nadie nunca me salvaba, nadie nunca acudía cuando yo pedía por ayuda, pero mis monstruos no salían del armario o se escondían bajo la cama, incluso siendo un niño pequeño, era consciente de que estaban todos dentro de mí.

Eventualmente, mis sueños comenzaron a volverse borrosos con el pasar de los años, cuando otras agonías más cotidianas y banales empezaron a ocupar lentamente el sitio de los cadáveres, y en lugar de sonrisas macabras, las noches se llenaban de un par de lagrimas por las deudas, o por la pesadilla real de perder a mis padres desde una temprana edad.

Había llegado a los diecinueve años sin enloquecer.

Pero nadie me había advertido; que no necesitaba estar loco para presenciar la locura. El corte no tiene que venir de tu propio cuchillo, la muerte no es precisamente algo que tengas que causar por mano propia para hacer parte de ella.

La locura era algo que solo había concebido en algunos sueños.

La locura era un armario, la muerte era un cajón.

Un armario y un cajón cerrados bajo llave.

Hasta que Eddie los había abierto de un solo tirón.

Killing EddieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora